El sector autopartista nacional viene atravesando una profunda crisis hace años, pero la recesión derivada de la cuarentena terminó de decidir a algunas empresas importantes a bajar sus persianas y, en algunos casos, trasladarse a Brasil. En las últimas semanas confirmaron su cierre las autopartistas Axalta, Saint Gobain y Basf. Desde 2011 el sector pasó de 65 mil trabajadores a cerca de 50 mil.
La crisis del sector impacta no sólo en las cifras de empleo a nivel nacional, sino también en una modificación regresiva de la balanza comercial entre exportaciones e importaciones, ya que las automotrices locales se ven obligadas a adquirir una mayor cantidad de insumos en el exterior, lo que también contribuye a encarecer los precios de los automóviles en un mercado interno fuertemente golpeado por la crisis.
Axalta, Saint Gobain y Basf confirmaron en las últimas semanas su decisión de irse del país. Axalta es una multinacional norteamericana que produce pintura para vehículos y su planta de Escobar empleaba a unos 100 trabajadores; Saint Gobain fabricaba parabrisas y el cierre de su planta de Campaña dejó sin empleo a 150 personas; Basf también fabricaba pintura, con 60 empleados en su planta de Tortuguitas.
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Según la cámara del sector, la Asociación de Fabricantes Argentinas de Componentes (AFAC), en la última década cerraron 47 empresas del sector (once en 2015, tres en 2016, cuatro en 2017, dos en 2018, doce en 2019 y seis en lo que va de 2020). Desde la entidad detallaron: “Sin tener en cuenta los efectos de la pandemia, desde 2011 a diciembre de 2019 se perdieron 15 mil empleos directos en el autopartismo, cayendo todos los años con respecto al año anterior. Además, las exportaciones de autopartes, que eran 2500 millones de dólares hace 10 años, cayeron a 1500 en 2019”.
Luego añadieron que muchas de las empresas ya tenían tomada la decisión de cerrar antes de la pandemia: “Hace diez años se veía un horizonte de producción que se fue perdiendo. Como los centros de decisión de las empresas no están en el país, muchas prefieren trasladar operaciones a Brasil, en donde también cayó el mercado, y optimizar esas plantas, que tienen varias ventajas estructurales frente a las plantas argentinas”.
Para las autopartistas es más conveniente producir en Brasil, no sólo por la escala sino también por una mayor estabilidad macroeconómica y por los incentivos que muchos estados ofrecen para su instalación. Además, en los últimos años el gobierno de Jair Bolsonaro avanzó con una violenta reforma laboral que garantiza más flexibilidad para las empresas y un costo laboral mejor.
Desde la regional cordobesa de SMATA (la provincia es uno de los centros automotrices del país) destacaron que “desde 2016 se produjo un fuerte aumento de las importaciones que tuvo impacto negativo en las empresas locales. La única que profundizó su proceso de integración nacional fue Toyota. Y la perspectiva del mercado que apuntaba a un millón de autos fue quedando cada vez más lejos”.