La misma vicepresidenta, Cristina Kirchner culpó a los precios de los alimentos como una de las causas de la derrota electoral en las PASO. De ahí la necesidad de reforzar acciones en vistas del control de precios, similares o distintas de las ejercidas hasta ahora por la Secretaria de Comercio Interior -que han resultado insuficientes- o buscar otras alternativas de carácter más macroeconómico que contribuyan en el camino de descenso gradual que mostró la inflación en el último mes.
Al analizar el funcionamiento de los distintos programas de control de precios adoptados por el Gobierno, habría que reconducir los distintos programas para que funcionen al cien por ciento, ya que, Precios Cuidados, por ejemplo, está vigente en un 80% y el programa Súper Cerca, que son 70 productos acordados con 24 grandes empresas, sólo en un 50%”.
Contener la suba de precios y recuperar el poder adquisitivo de la población es uno de los principales desafíos que tiene por delante el Gobierno de Alberto Fernández. En ese sentido, harán nuevos anuncios para “poner dinero en los bolsillos” de los grupos más vulnerables y también de la clase media, lo que modificará la dinámica de los próximos meses.
Desde la consultora LCG, expresaron que “de registrar una suba del 1,5% durante agosto, muy por debajo del índice general (2,5%), el rubro alimentos parecería volver a recalentarse en septiembre”, lo que genera preocupación ya que destacó una aceleración en los precios de la canasta relevada durante la última semana: trepó 1,7% para acumular un alza del 2,9% en lo que va del mes.
En el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) no coincidieron en esa apreciación y anticiparon que en septiembre, el rubro alimentos y bebidas “podría mostrar niveles similares al de agosto”, justificado en que ni combustibles ni el tipo de cambio serán motores de posibles incrementos futuros.
Cuál es la explicación para éstas posiciones encontradas?. La respuesta está en cuánto afectará la incertidumbre que genera la actual situación política, más la batería de medidas económicas que se esperan y una gran cantidad de pesos que se van a volcar al mercado. Para los primeros, éstas son condiciones para cosechar una fuerte inflación a partir del mes de diciembre, -del orden del 4%-, algo que podría sostenerse hacia el año que viene. A ello queda sumar los aumentos puntuales ya anunciados, como Prepagas (9%), y también el comportamiento futuro del dólar y del congelamiento tarifario, lo que, según las consultoras privadas, comenzaría a desmentir, en parte, los 33 puntos de inflación presupuestados por Guzmán para el 2022.