Según confirmaron desde la Cancillería argentina, en las últimas horas fue enviado a China un proyecto para avanzar con el proyecto de hacer crecer la producción porcina en nuestro país, para proveer al país asiático, que es el principal consumidor mundial de esa carne. El proyecto contaría con una inversión de 4 mil millones de dólares y podría duplicar la producción nacional de cerdos en cuatro años.
Desde Cancillería anticiparon que se espera poder firmar el acuerdo ya en noviembre de este año. Para las próximas semanas se espera una respuesta china con comentarios sobre el preproyecto que nuestro país se envió en las últimas horas.
La implementación del plan implicaría la construcción inicial de unas 25 granjas industriales para la crianza de chanchos en distintas localidades del país, generando un aumento de la producción de carne porcina de más de 882 mil toneladas. También se incrementaría la producción de maíz en 3 millones de toneladas y se estima que se generarían unos 9500 puestos de trabajo nuevos. La venta de carne porcina al país asiático podría generar ingresos por 2.500 millones de dólares anuales, contribuyendo a resolver el grave problema de generación de divisas de nuestro país.
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China es el mayor productor y principal consumidor de carne porcina del mundo, pero a fines de 2018 sufrió una epidemia de gripe porcina africana que le provocó un importante déficit en el stock de ese ganado, lo que impulsó la búsqueda de alternativas para ubicar parte de la producción en otros países.
El secretario de Relaciones Económicas Internacionales Jorge Neme explicó: “Estamos conversando el modelo de memorándum, el Ministerio de Agricultura chino lo está considerando. Pensamos que faltan una serie de charlas porque pusimos algunas condiciones”.
Entre las condiciones planteadas por nuestro país se cuentan la participación de los productores y cooperativas locales, la utilización exclusiva de mano de obra argentina y la facultad del Gobierno para intervenir en las decisiones sobre la localización de las granjas, apuntando a favorecer a distintas provincias del país y no concentrar todo en la región pampeana.
El proyecto recibió duras críticas por parte de distintos sectores y asociaciones ambientalistas, que cuestionaron que la producción intensiva de cerdos puede generar importantes “caldos de cultivo de varios virus y bacterias resistentes que pueden provocar nuevas infecciones con daños incalculables”, así como generar focos de contaminación de la tierra y las napas de agua.
Desde el Gobierno responden a estos cuestionamientos afirmando que el sector porcino en Argentina ya produce bajo el sistema intensivo y que casi el 70% de la carne de cerdo surge de granjas tecnificadas, por lo que el acuerdo con China no implicaría una transformación productiva con impacto ambiental negativo. Además, se sostiene que el plan tendría efectos positivos en cuanto a la “desojización”, ya que la mayor demanda de maíz para alimentar a los cerdos podría generar una diversificación en los cultivos.