Distintas marcas de ropa suspendieron actividades y pedidos de fabricación de indumentaria en Asia ante la propagación del coronavirus. Por eso, ya se perdieron miles de empleos que no tienen fecha de recuperación precisa.
En un informe de la organización Human Rights Watch (HRW), se estableció que las compañías “enfrentan decisiones comerciales difíciles para superar la crisis del coronavirus, pero no deberían abandonar a los trabajadores de las fábricas que confeccionan sus productos”. Y que las mujeres de países pobres del continente asiático son las más perjudicas ante el desempleo creciente.
El documento de HRW también da cuenta que las cadenas de indumentaria cerraron sus tiendas en todo el mundo y que algunas firmas “se han aprovechado de prácticas de compra injustas”. Y dio cuenta que las marcas generalmente «imponen todos los términos y condiciones de pago sin margen de negociación. Cuando se desató la pandemia suprimieron los pagos por adelantado y fijaron plazos de pago más amplios después de que los productos fueran enviados».
Por otro lado, se deja en claro que marcas y minoristas de firmas de moda cancelaron pedidos de productos que los trabajadores ya habían terminado o estaban produciendo cuando les alcanzó la decisión empresarial.