El tema encabeza la agenda a pocos días de iniciado el 2022, y fue central en las últimas conversaciones entre funcionarios que llevan adelante las negociaciones con el FMI. A tal punto que -dicen quienes lo tratan en la diaria- ya forma parte de la principal obsesión del ministro Martín Guzmán, a la hora de ordenar una economía sin presupuesto.
La obligación de Guzmán es alcanzar un acuerdo con el FMI que llegue durante febrero, de forma tal que se pueda refinanciar el vencimiento de casi u$s3.000 millones de marzo, pues de lo contrario será dificultoso el funcionamiento de la economía, y sobre todo, evitar un fuerte ajuste.
Pero en ese esquema, el dato central para este 2022 que acaba de arrancar pasa por una cuestión central y objetiva: que los salarios le ganen a la inflación.
Lograr eso mismo -que los ingresos corran unos puntos por delante de los precios no resultará fácil dadas las previsiones de la escalada de precios, que para privados podría rondar otra vez en un 45 o 50%, número con el que inician el año las negociaciones paritarias los trabajadores registrados.
El año pasado sólo pudieron ganar los sueldos de los trabajadores registrados, Los informales quedaron 13 puntos por debajo de la inflación (51% de inflación contra 38% los salarios), de acuerdo a los últimos registros oficiales, lo que dificulta el panorama, particularmente por la amplia dimensión que tiene el mercado laboral informal en el país.
De todos modos, Guzmán está convencido de que el acuerdo con el Fondo será ordenador de las expectativas. Pero, reconoce que “todavía hay muchas variables críticas de la economía en el aire, que requieren de ese ordenamiento para empezar a marcar el rumbo hacia un escenario sostenible y estable, que permita aquel objetivo de salarios fortalecidos”
La gran pregunta es cómo lograr que los ingresos de los trabajadores le ganen a la inflación en una economía que dejará atrás al tipo de cambio como ancla, que autorizará aumento de tarifas y de combustibles, por ejemplo.
La respuesta parece ser la expansión de la Economía, para la que existen aún variables inciertas y un contexto difícil, en medio de la llegada de una virulenta tercera ola de Covid que vuelve a poner en jaque a distintos sectores de la actividad productiva que comenzaban a reactivarse y a lograr indicadores, por lo menos, pre pandemia.