Luego de un intenso debate, obispos de todo el país decidieron en una asamblea plenaria del Epicospado recortar su presupuesto al prescindir «de manera gradual» de los aportes del Estado. No obstante, la institución aclaró que intentará reemplazar esos fondos con «alternativas basadas en la solidaridad de las comunidades y de los fieles, asumiendo el espíritu de las primeras comunidades cristianas, que ponían lo suyo en común”.
Asimismo, la Iglesia manifestó que “trabajará en la creación de un fondo solidario” y dará “continuidad del diálogo con el Gobierno Nacional, consensuando diversas alternativas que facilitarán este reemplazo”. Desde hace varios meses que la administración de Macri se ocupó de este tema y con análisis de equipos técnicos del Ministerio de Hacienda, la Jefatura de Gabinete y la Secretaría de Culto, dialogó con el Episcopado con el objetivo de generar las condiciones para que “cada uno de los fieles de las distintas religiones sostenga a sus iglesias”.
Cabe destacar que el aporte económico que el Estado le hace a la Iglesia asciende a unos 130 millones de pesos, cifra que representa solo el 7 por ciento del presupuesto total que maneja el Episcopado. La cifra la dio a conocer Marcos Peña, el Jefe de Gabinete, durante su informe de gestión en el Congreso.