Este 24 de marzo, Día de la Memoria y 46 aniversario del último golpe cívico-militar, se llevaron adelante inmensas movilizaciones en recuerdo de la fecha, repudio a las dictaduras y homenaje a los caídos. Las dos convocatorias principales se sucedieron en la ocupación de la Plaza de Mayo desde antes del mediodía hasta las últimas horas de la tarde. La masividad de ambas convocatorias da cuenta de que, más allá de las diversas ubicaciones políticas, la memoria del genocidio sigue vigente. Desde distintos matices políticos, además, las declaraciones de los convocantes plantearon duras críticas y preocupaciones por la actual situación económica.
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La primera convocatoria fue la del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ), que nuclea a cerca más de 300 organizaciones de derechos humanos, estudiantiles, sociales, sindicales y políticas. A partir de las 10.30 de la mañana muchas de estas organizaciones fueron concentrando en distintos puntos del centro porteño para ingresar a la Plaza de Mayo por Diagonal Norte, Avenida de Mayo y Diagonal Sur. Este sector, integrado por partidos de izquierda, movimientos sociales no alineados con el Gobierno y gremios críticos, incorporó al recuerdo de la dictadura un tema de tanta actualidad como el de la renegociación de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), recientemente aprobado en el Parlamento.
Además de las distintas organizaciones de izquierda que movilizaron, incluyendo al FIT-U, marcharon organismos de derechos humanos como Correpi, Serpaj, Ceprodh, Apel y otros; movimientos sociales como los que conforman la Coordinadora por el cambio social (FOL, Marabunta, FPDS y otras) y gremios o seccionales de los mismos. Pudieron verse importantes columnas de la CTA, de la Unión de Trabajadores por la Educación y del Sutpba Sutpa (peajes). También estuvieron gremios como Ademys, AGD- UBA, Corriente Sindical 18 de Diciembre, FATUN, Camioneros, Asociación Argentina de Aeronavegantes, La fraternidad, entre muchos otros.
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Después de una intervención de la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, se leyó un documento consensuado entre los convocantes, con muy duras críticas al oficialismo. Después de recordar que gracias a un planteo de este espacio se movió al viernes el partido de la selección argentina que iba a disputarse hoy, por considerar que el 24 de marzo es un día “de repudio, de memoria y homenaje, un día de lucha y movilización”. Entre algunas de las consignas principales del texto, se destacan: “Exigimos la investigación y el no pago de la deuda externa. Fuera el FMI, su control y sus monitoreos trimestrales, que son un verdadero cogobierno colonial. Plata para salarios, jubilaciones, empleo, vivienda, salud, educación y asistencia a las víctimas de violencia de género. Apoyamos todas las luchas obreras y populares del país. Y decimos: no al extractivismo, que es contaminación, saqueo y ecocidio”.
Al término de este acto, por después de las 15, las organizaciones desalojaron la plaza, cumpliendo con el acuerdo previo, para que ingresaran las columnas de partidos, organizaciones y gremios más afines al Gobierno nacional, incluyendo a Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, CELS, Nuevo Encuentro, una inmensa columna de la Cámpora que, como suele hacer tradicionalmente, vino marchando desde la ESMA, la CTA de los Trabajadores, la UTEP, Barrios de Pie, el Frente Patria Grande y muchas otras organizaciones.
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A su turno, pasadas las cinco de la tarde, este sector también leyó en el escenario de Plaza de Mayo el documento acordado entre las fuerzas convocantes, en el que se remarcó el duro contexto económico que atraviesa el país al tiempo que se plantearon críticas a la violencia institucional (definida como “una de las deudas urgentes” que sigue teniendo la democracia nacional. En ese contexto también se hizo referencia a la disparada inflacionaria que hace que los ingresos se “licúen en los supermercados” y se abogó por un salario que “permita cubrir las necesidades de la vida diaria”.
Más allá de estas dos inmensas movilizaciones sucesivas, el presidente Alberto Fernández encabezó un acto en el Centro Cultural de la Ciencia, durante el cual se anunció la reparación de los legajos de ocho trabajadores y científicos del Conicet detenidos desaparecidos durante la dictadura cívico-militar iniciada en 1978, acompañado por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Daniel Filmus, el secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla, y la presidenta de Conicet Ana María Franchi.