Este miércoles el Ministerio de Desarrollo Productivo presentará ante el Consejo Económico y Social un proyecto de ley para desarrollar la elaboración del cannabis medicinal y del cánamo para usos industriales, que luego del debate en esa instancia se enviará al Congreso nacional. En línea con lo anticipado por el presidente Alberto Fernández en la apertura de las sesiones legislativas ordinarias de este año, se busca generar un marco regulatorio para los usos industriales del cannabis que, según se anticipa, podría impulsar la creación de miles de puestos de trabajo en forma directa e indirecta.
En esta primera etapa no está en discusión aún el uso adulto recreativo de la marihuana (ya aprobado en varios países, entre ellos nuestro vecino Uruguay) sino su producción para uso medicinal con receta o como suplemento nutricional, además de la utilización de otras variedades para la elaboración industrial de papel, alimentos, productos de higiene, textiles y muchas otras aplicaciones. Ya hay pruebas piloto funcionando en distintos lugares del país y hasta se ha creado una cámara con más de cien pequeños y medianas empresas que buscan impulsar el sector.
La presentación de Kulfas ante el Consejo para legalizar el cultivo, procesamiento, transporte, venta y utilización, será complementada con otras de la ministra de Salud Carla Vizzotti y de su pares de Agricultura Luis Basterra y de Ciencia y Tecnología Roberto Salvarezza. La cadena de valor de los distintos productos vinculados al cannabis va desde la investigación y desarrollo en campos de la genética o la bioquímica hasta infinidad de desarrollos en el terreno industrial, pasando por una importante cadena de comercialización. Incluso desde la inicial etapa del cultivo, se estima que el cannabis requiere de un promedio de 16 trabajadores por hectárea, ocho veces más que otras producciones agroindustriales.
Desarrollo Productivo estima que la industria podría generar un mercado de 450 millones de dólares en el país, diversificando las economías regionales y creando empleos de calidad. Al respecto, Kulfas explicó: “El cannabis medicinal es una industria global naciente con perspectivas de crecimiento muy dinámico en los próximos años. Nuestra decisión es avanzar en una apuesta estratégica al desarrollo del sector en la Argentina a partir del diseño de un nuevo marco legal de regulación y promoción”.
Estudios internacionales indican que la industria mundial del cannabis medicinal triplicará su volumen de negocios en los próximos cinco años. Desde la Cámara Argentina del Cannabis (ArgenCann), se anticipa que en 2027 el mercado mundial de la industria cannábica moverá cerca de 40.000 millones de dólares, con una tasa de crecimiento superior al 30% anual. Según estadísticas en Estados Unidos (uno de los principales países productores del mundo, junto con Canadá), ya se crearon 250 mil empleos vinculados a la actividad cannábica.
Nuestro país había aprobado una ley de uso del cannabis medicinal en 2017, que finalmente resultó extremadamente limitada ya limitaba su uso a la epilepsia refractaria, seguía criminalizando el autocultivo (lo que debió ser subsanado por decreto el año pasado) y no abría la puerta a la producción industrial o a la venta en farmacias.
Ya en octubre de 2020, las diputadas del Frente de Todos Mara Brawer y Carolina Gaillard presentaron un proyecto de ley para desarrollar la industria del cáñamo (desde variedades con bajo contenido del componente psicoactivo THC), con el objetivo de fabricar fibras, papeles y materiales para la construcción, así como también bebidas, infusiones, suplementos dietarios y hasta biocombustibles. Brawer explicó: “Hay que destacar que si hubo un cambio de paradigma y la sociedad entendió que el uso del cannabis medicinal no es el mismo que el recreativo, ahora es momento de comprender que el cáñamo es una oportunidad para el desarrollo sustentable e industrial de la Argentina. Si cerramos este debate, generamos puestos de trabajo, desarrollo económico e industrias novedosas”.
Pablo Fazio, empresario y ex funcionario del Gobierno de la Ciudad, hoy es CEO del emprendimiento Pampa Hemp, empresa que firmó el primer acuerdo público-privado para la producción de cannabis en nuestro país. Fazio, quien impulsó la creación de la cámara de productores y acercó iniciativas para diversas producciones industriales al Gobierno nacional, explica: “Por ahí uno piensa en cannabis y solo se asocia al fumar o, en los últimos tiempos, con el uso medicinal para algunas patologías, pero hay que entender que hay un montón de satélites de industrialización: cervezas, alimentos, productos veterinarios, materiales de bioconstrucción, hasta ladrillos de fibra de cáñamo se pueden hacer. El textil también es un nicho más tradicional”. El empresario imagina que ya para 2023 Argentina podría generar 1.500 puestos de trabajo en la producción primaria de cannabis y otros miles en la cadena de valor, que incluye desde la genética hasta la logística, además de las potencialidades agroexportadoras.
Al momento ya hay iniciativas vinculadas con la producción en varios puntos del país. Jujuy es una de las provincias donde se registraron mayores avances, con la creación de la empresa estatal Cannava (dirigida por el hijo del gobernador Gerardo Morales) que ya cuenta con inversiones por 4 millones de dólares, comenzó a desarrollar sus cultivos en 35 hectáreas de la finca El Pongo y ya está produciendo el primer ingrediente farmacéutico activo nacional. En los próximos meses se avanzará con la ampliación del laboratorio para llegar a 2023 con una capacidad de producción multiplicada y cultivos en más de 2 mil hectáreas. La iniciativa de crear una sociedad del estado para la producción cannábica fue replicada también por la provincia de Corrientes.
Mendoza es otra provincia que está cerca de la producción industrial. En los últimos días se presentó una Cámara Empresaria que buscará desarrollar la industria en el departamento de Santa Rosa. El coordinador del Ministerio de Economía y Energía de la provincia Marcelo Japaz detalló: “Encontramos que la Ley Nacional 27350 no logró desarrollar la industria y, por diversos motivos, solo hay emprendimientos embrionarios en manos del Estado en Jujuy, Catamarca, San Juan y Misiones. Mendoza, en cambio, se planteó otro desafío: realizar una industria en la que pudieran participar privados, que generara puestos de trabajo y que creara una nueva actividad con fuertes regulaciones, pero abierta al crecimiento económico y a las exportaciones”. La iniciativa contará con el apoyo y asesoramiento de instituciones como la UNCUYO, el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria (Iscamen), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet).
Hace algunas semanas el gobernador puntano Alberto Rodríguez Saa anticipó que la provincia comenzará con la producción de cannabis medicinal, apuntando a que en San Luis se complete el proceso de producción, industrialización y comercialización. En la provincia de Buenos Aires, el municipio que hizo punta es el de General La Madrid, que desde 2015 comenzó a hace docencia cannábica sobre los usos medicinales de la planta y en marzo de este año consiguió la autorización de Salud para avanzar con el cultivo. También en el municipio conurbano de San Martín se aprobó recientemente una ordenanza para regular el autocultivo con fines medicinales y terapéuticos, con perspectivas de autorizar cultivos comunitarios.