El pacto Mercosur – Unión Europea que en su momento alentó Mauricio Macri como viable para el crecimiento argentino es puesto en duda por su predecesor al mando de la Casa Rosada, Alberto Fernández, quien primero piensa en la protección de la industria local y en cómo recuperar los sectores más golpeados en la gestión de Cambiemos.
La postura del Jefe de Estado argentino choca con la postura de Brasil, con su presidente Jair Bolsonaro convencido de que un acuerdo de libre comercio con la UE sería beneficioso para el bloque regional sudamericano. Sin embargo, para que el pacto se materialice hay un largo recorrido por delante porque no solo debe ser aprobado por cada congreso de cada país del Mercosur, y ratificado por todos los presidentes, sino que también tiene que ser consentido por cada parlamento europeo. Actualmente, el tratado está en etapa de traducción.
El líder de la Casa Rosada se refirió durante el lanzamiento del “Plan Estratégico Automotor 2030”, que impulsa el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), al entendimiento entre los dos bloques: “Nosotros no tenemos problema que junto al Mercosur vayamos a unirnos a la Unión Europea, eso en la medida que esa decisión no afecta a nuestra industria”.
Aseguró que el Mercosur, unión que forman Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, debe ser un “espacio común desde donde enfrentar a la globalización”, un “hecho irreversible” que se debe asumir con “inteligencia”. “La globalización tiene sentido si la industria argentina se potencia. Vamos a abrir los mercados todo lo que sirva para que la industria sea más fuerte”, agregó el mandatario.
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Una postura que es compartida por el Canciller, Felipe Solá, y otros dirigentes de peso del Frente de Todos, que ya advirtieron que el acuerdo Mercosur – UE «fue a las apuradas» y que no existió «consulta» a la fuerza política que hoy gobierna. El funcionario sostuvo que «no queremos pelear con Europa, pero no nos pueden obligar a aprobarlo así».
De hecho, desde el espacio que venció a Macri en las elecciones pasada indicaron que «hay que revisar toda la letra chica del acuerdo. Se han encontrado fragilidades muy grandes con desventajas para la Argentina verdaderamente enormes. Pero como Mercosur-Unión Europea no es agenda urgente, quedará para analizar en todo este año». Y recuerdan que «la presión de las industrias tanto en Brasil como en Argentina fueron muy acertadas y se repensaron las posiciones» que se conversaron en un primer momento.