Según un reciente Informe Monetario Mensual del Banco Central de la República Argentina (BCRA), en términos nominales hubo una mejoría del 0,7% en el monto de los créditos otorgados, lo que considerando la evolución inflacionaria implica una caída del 35% interanual en términos reales durante el mes de junio.
Curiosamente, la entidad monetaria sí publica el dato de los plazos fijos con una actualización en términos reales, deflactados por inflación anual (alrededor de un 54,7%), que marca un crecimiento de 1,6%, reflejo de las “super tasas” ofrecidas. Pero la evolución de los créditos otorgados sólo se expresa en valores nominales, para no presentar explícitamente un dato que confirmaría un desplome catastófico.
La caída del 35% en junio, en comparación con el mismo período del año anterior, marca una dinámica destructiva a nivel productivo ya que mientras se le recortan los préstamos a particulares o a inversiones productivas (con tasas prohibitivas de interés que superan el 150%), se utiliza el dinero de los depósitos bancarios para operaciones muy redituables con las Leliq, que ofrecen tasas de retorno extraordinaria para los bancos.
Durante gestión de Mauricio Macri, la participación del crédito productivo sobre el total de los préstamos cayó unos 11 puntos. Las cifras provisorias de julio confirman una dinámica negativa: el propio BCRA reconoce que los adelantos cayeron un 6,3% nominal (una contracción real de 39,5%), que la financiación por medio de documentos cayó un 21,9% nominal (baja real de 49,6%) y que los préstamos prendarios disminuyeron 13,8% nominal (44,3% real).