La OMS incluye al síndrome del trabajador quemado o «burnout» en su clasificación de enfermedades

La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que su próxima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) incluirá al síndrome del “trabajador quemado” o burnout en un lugar más destacado. Se trata de un trastorno asociado al stress crónico derivado del exceso de trabajo (a veces también puede asociarse con la tensión del desempleo o búsqueda laboral). La nueva clasificación fue aprobada por los Estados durante la 72º Asamblea Mundial de la Salud realizada en Ginebra, Suiza, y recién entraría en vigencia en 2022.

Aunque en varios medios se indicó que la decisión de la OMS incorpora el burnout como novedad al CIE, lo cierto es que lo que hace es ubicarlo en un lugar más destacado, porque ya figuraba en la edición del catálogo de 1990, sólo que en un epígrafe más genérico vinculado con “dificultades en el control de la vida”. El cambio decidido este año apunta a dar más visibilidad a la dolencia, cuya recurrencia se ha potenciado también por los desarrollos comunicacionales que permiten horarios de trabajo casi ininterrumpidos, tanto en el lugar de trabajo como en la propia vivienda.

En el nuevo catálogo el síndrome quedará definido como “agotamiento físico y mental debido al estrés crónico asociado con el trabajo y el desempleo” y será reconocido como “resultante de un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito”. El fenómeno se caracteriza por bajos rendimientos laborales, un fuerte desgaste emocional y físico, un deterioro cognitivo, posibles fenómenos de despersonalización y un “cinismo o sentimientos negativos relacionados con su trabajo”. Se estima que el llamado burnout afecta por lo menos al 10% de los trabajadores y a entre 2 y 5% en versiones más graves.

Los especialistas coinciden en que el síndrome afecta particularmente a trabajadores y trabajadoras cuyas labores implican la relación con un público, como funcionarios, médicos, enfermeras, etc. Se estima que el proceso de desgaste puede tomar entre cinco y ocho años.

La OMS también decidió incluir en su manual de enfermedades a la adicción a los videojuegos, incluyéndola en los “trastornos de dependencia”. Se la define como “un nuevo tipo de trastorno mental” que puede encontrarse en personas “con entusiasmo excesivo para los juegos de computadora y video”. Debe ser observable durante un año en el que se detecten “signos de un trastorno del juego que afecte negativamente a la familia, a la sociedad, a la educación, al profesional y a otras áreas de la vida”.
Ambos casos, el burnout y la adicción a los videojuegos, son considerados de gravedad tal que podrían dar lugar “a un deterioro significativo a nivel personal, familiar, social, educativo, ocupacional o en otras áreas importantes de funcionamiento”.