El presidente Macri amplió la convocatoria y convocó a la CGT a la mesa de debate de los puntos principales sobre el acuerdo político que intenta dar “estabilidad” a la Argentina de cara a los próximos meses, y por qué no, de los próximos años. Desde la central obrera, los gremios lo observan con desconfianza, pues lo atribuyen a una jugada “electoralista” del gobierno.
Desde los diferentes sectores dieron su parecer ante el llamado de Cambiemos. Juan Carlos Schmid, ex triunviro de la CGT y titular de la CATT, se preguntó: “¿Cómo puede ser que no nos llamen si entre los diez puntos están las reformas laboral y previsional? El tema es que a nosotros ni nos consultaron –se respondió- y añadió: “lo que pasa es que es muy difícil hablar de consenso cuando están allanando e interviniendo gremios”.
El secretario general de los estatales de UPCN, Andrés Rodríguez, uno de los más cercanos al gobierno, igualmente lo consideró como una propuesta de diálogo “a destiempo”, que debería haberse convocado al inicio de la gestión y que tal vez hubiese evitado la crisis en la que estamos inmersos.
Pese a que todos son conscientes de que la inestabilidad del país puede comprometer -no sólo al gobierno de Macri sino a quien conduzca el país los próximos cuatro años-, la CGT no quiere particularmente quedar entrampada en la aprobación del punto número cinco, donde se habla de “creación de empleo a través de una legislación moderna, lo que es entendido por el arco sindical como un nuevo intento de Macri de avanzar en una reforma laboral.
Pablo Moyano ayer en medio del allanamiento a la sede de la calle San José de Camioneros se expresó en ese sentido: “con esto no nos van a asustar, no vamos a firmar la reforma laboral” a lo que agregó “ningún dirigente peronista puede responder esta convocatoria al diálogo”.
Sergio Palazzo, de Bancarios, que también encabeza el grupo de la Corriente Federal fue durísimo ante el llamado del ejecutivo: “luego de llevar el país a la ruina, el presidente Macri convoca a sectores de la oposición a convalidar las políticas económicas y los compromisos asumidos con el FMI por su administración, como si la responsabilidad de tales decisiones hubiera sido compartida por todos los sectores políticos de la Argentina”.