Vuelta a clases: la prueba piloto que develará la incógnita sobre la presencialidad

Luego de siete meses y con clases segmentadas, sólo dirigidas al último año del secundario y baja estrictos protocolos de seguridad e higiene, los estudiantes de la Ciudad de Buenos Aires volvieron hoy a las aulas con la incógnita de saber si será una medida exitosa que pueda avanzar aún con altos niveles de contagio de Covid todavía.

Pese a la expectativa generada después de más de 200 días sin maestros y alumnos en los colegios, esto solo se trata de “espacios de presencialidad que complementan la virtualidad» y apunta más a fines psicosociológicos que a la continuidad pedagógica.

De acuerdo a un relevamiento realizado por las autoridades de la Ciudad, que es la primera en la zona del AMBA en ponerse en marcha, están en condiciones de abrir sus puertas 38 escuelas técnicas, 131 escuelas medias de gestión estatal y 464 escuelas primarias, algo más de 30 mil alumnos en total.

La semana próxima será el turno de las escuelas primarias. Para que esto sea posible, el ministerio de Salud elaboró un protocolo específico denominado de “modalidad cuidada”, que consiste en trabajos en grupos de 10 alumnos con un docente “en formato burbuja” que con media hora de diferencia -para permitir la limpieza- se reunirán en un lugar abierto.

Es decir que los alumnos no se van a cruzar con otros, lo que permitirá que en caso de detectarse algún joven o docente con síntomas compatibles con COVID-19 se aislará al grupo y no a toda la institución.

Al igual que los chicos, los maestros deberán asistir sin contar con el transporte público y está pautado que el calendario escolar finalizará en diciembre pero habrá escuelas de verano para aquellos que no alcanzaron los objetivos.

En la provincia, las clases comenzarían en 24 distritos del interior de baja circulación comunitaria, según lo anunciado en los últimos días por el gobierno provincial, a través de su ministra de Educación, Agustina Vila, quien también anticipó el acuerdo salarial con los gremios docentes, y la predisposición a la vuelta a clases que además se apoya en otro plan educativo de vinculación, el ATR, donde docentes y estudiantes avanzados visitan a los alumnos en sus casas.