Vaca Muerta atraviesa uno de sus peores momentos, sacudida por la crisis del petroleo, con los precios internacionales del barril de crudo muy bajos, y con la técnica del «fracking» en amplio declive por los costos que posee.
Hoy, Vaca Muerta, en estas condiciones, es inviable y Jorge Lapeña, ex ministro de Energía, explica que esto sucede por «el precio de u$s34 para el petróleo, y de u$s1,7 por millón el BTU». «Es fácil decir: ‘yo produciría si el petróleo valiera u$s70. Pero esto pone las dudas sobre Vaca Muerta. Es que no solamente hay dudas a nivel interno, si el congelamiento de tarifas influye o no influye. Ahora el riesgo viene desde afuera, y hay que analizar si el precio que pone el mundo permite producir petróleo o no”, sostuvo el profesional.
El presidente del Instituto Argentino de Energía “General Mosconi” también apuntó que “estamos en medio de ese problema. Es como si se cayera un ídolo. La gran esperanza argentina puesta en ese yacimiento, está ahora en discusión. La Secretaría de Energía no puede estar con dudas. Tiene que impulsar, para no seguir creando una burbuja, los estudios que sean necesarios a los efectos de acotar los riesgos”.
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Otro especialista en energía como Víctor Beker, economista, apuntó que se requieren precios internacionales acordes para que la llamada «joya del país» sea rentable: “Se necesita que el precio del barril de petróleo esté por arriba de los u$s50”. “Si seguimos con el precio del barril a u$s 35, Vaca Muerta es inviable, aunque veremos cuánto dura esta crisis por el nivel de producción que tiró abajo los precios”, agregó.
Por otro lado, las políticas oficiales parecen ir a contramano del yacimiento: congelamiento de precios, recorte de subsidios, control sobre el giro de divisas al exterior, imposición de un precio en boca de pozo lejano de los costos, además de asegurar puestos de trabajo, complican las inversiones y hacen que el futuro se encuentre cargado de incertidumbre.
Y a esto se suma lo caro que es llevar adelante la técnica conocida como fracking, que obligó a distintas empresas a desistir de su implementación. Los números así lo demuestran: la fractura cayó 43,6 por ciento en febrero último respecto de igual mes del año pasado. Pasó de las 712 etapas concretadas en 2019 a las recientes 402.
La continuidad de los empleos es una cuestión que pesa, tal como remarca Guiller Pereyra, líder sindical de Petroleros, quien aseveró que hoy hay 3 mil puestos de trabajo paralizados ante la caída de la actividad. Para el gremialista, «la situación de recorte se intensificó a partir de agosto del año pasado, cuando Mauricio Macri estableció un precio para el crudo y fijó un congelamiento en los valores de los combustibles. Esas primeras medidas generaron una meseta en la actividad que después se fue profundizando».
Hoy, se multiplican las suspensiones rotativas y debe tomar protagonismo el sindicato, porque sino se han producido despidos es, de acuerdo a lo que asegura Pereyra, «la instancia de negociación permanente con las compañías».