UOCRA: Con techo paritario y negociaciones fallidas, crecen las presiones y el descontento desde abajo

Tras el fracaso de las negociaciones paritarias con la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), para alcanzar un acuerdo de recomposición salarial que “compense la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios”, la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) hizo público un comunicado de prensa confirmando que se declaró “estado de Alerta y Movilización” a nivel nacional. Tras una sostenida pérdida de poder adquisitivo por la firma de aumentos por detrás de la inflación, crecen las presiones de trabajadores y delegados de base en el gremio que encabeza Gerardo Martínez, una de las figuras más “dialoguistas” de la Confederación General del Trabajo (CGT) en relación con el gobierno de Javier Milei.

El comunicado, titulado “Reivindicamos paritarias en nuestro sector”, la UOCRA denunció que los salarios de los trabajadores de la construcción (que además fueron uno de los rubros más golpeados por la pérdida de empleos, tras la decisión del Gobierno nacional de suspender la obra pública) sufrieron una “significativa merma” en su poder adquisitivo. En ese marco, el gremio prevé llevar adelante asambleas en los lugares de trabajo y evalúa posibles medidas de fuerza.

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El objetivo de firmar paritarias que compensen esta dinámica del último período choca con la intención del oficialismo de ponerle un techo de un 1%, para seguir usando a los salarios como ancla antiinflacionaria. Para intentar superar este obstáculo, Martínez impulsó en las últimas semanas una serie de negociaciones “exclusivas con la contraparte empresaria”, por fuera del ámbito de la Secretaría de Trabajo, aunque sin resultados positivos por el momento.

En vistas a la posición del Gobierno, que en las últimas semanas obligó a revisar a la baja el acuerdo paritario logrado por Empleados de Comercio, esta táctica tampoco garantiza la posibilidad de aumentos que permitan recuperar el poder adquisitivo perdido, lo que seguirá alimentando una situación tan caldeada cómo incómoda para la conducción gremial, por las presiones desde abajo y el empeoramiento sostenido de las condiciones de vida de los trabajadores de la construcción, especialmente ante un panorama en el que se anticipan nuevos tarifazos, aumentos de transporte y una inflación que no parece dar señales de desaceleración.