La designación de Daniel Scioli en el Ministerio de Producción después de un fin de semana completamente convulsionado, resultó gratamente un alivio para el empresariado argentino. Respiraron chicos y grandes y se alegraron por el rumbo elegido en materia productiva, aunque reconocen que no es suficiente para lograr la calma política interna que hace falta para dar certezas y generar inversiones.
Algo parecido ocurrió dentro de las filas sindicales. Reconocen en Scioli un hombre de diálogo y hasta se ilusionan con que pueda ser el artífice de la unidad del peronismo en el 2023, pero no olvidan que ya fue candidato a presidente y ya perdió, como puede volver a pasar, si el kirchnerismo hace de las suyas como lo hizo en la campaña presidencial de la derrota.
El silencio absoluto en redes sociales, habló por sí mismo. Si bien, puede ser buena su llegada, la forma del reintegro no dio para festejos, además de que la relación con Kulfas no sólo era amena, sino era considerada positiva. Por eso, los principales referentes sindicales estuvieron mudos -en on- desde el anuncio. Sólo los consultados se animaron tibiamente, y sin dar nombres, a aceptar la decisión y hasta en algunos casos verla con buenos ojos.
Es que, las variables económicas no están dadas para ilusionar demasiado a nadie y sería pedirle mucho al motonauta que con su llegada calmara los ánimos dentro del Frente de Todos. Principalmente por la forma de salida de su antecesor, del riñón de Alberto Fernández y “eyectado” de su cargo ante la ofensa de la ex presidenta que dice haber sido “operada” en “off” por el ex ministro Kulfas, quien dejó traslucir irregularidades en la licitación del gasoducto “Néstor Kirchner” hoy en el centro del debate.
Scioli es un viejo conocido para los empresarios del círculo rojo. Su vieja pertenencia al sector privado, su paso por distintos sectores del Gobierno y su elogiado trabajo en la embajada argentina en Brasil, lo vuelven una figura «de peso político», pero sus escasos éxitos en la gestión bonaerense y su incapacidad para rebelarse contra los embates de la Cámpora, hacen desconfiar sobre las metas que pueda alcanzar al frente de la cartera otorgada.
Son temas claves para los primeros días de su asunción: el cambiario y el energético. Hay faltante de dólares y escasez de energía. A tal punto es grave el problema y el pase de facturas por las políticas implementadas en la cuestión, que se debate la posibilidad de crear un Ministerio de Energía, abocado a impulsar, acelerar o concretar los proyectos que sobrevuelan, particularmente, “Vaca Muerta”, la gallina de los huevos de oro, desaprovechada por éstos tiempos.
Se abre una nueva puerta, el sabor amargo por los motivos de la salida están. Se cruzó una línea con las acusaciones cruzadas desde la misma interna y habrá que subsanar para salir hacia arriba del pozo en el que se encuentra la economía argentina, de lo contrario será hundirse un poco más, sean quienes sean las figuras del gabinete que lleguen a intentar mantener el barco a flote.