Un deseo más que una realidad: se complica el avance hacia la unidad de la CGT

En plena “pelea” por el bono para los trabajadores del sector privado, y las pujas existentes por mejoras y negociaciones paritarias de estos meses, que intentan llevar un poco de sosiego a los trabajadores, se debate el futuro de la Confederación General del Trabajo, que debe renovar su Consejo Directivo, casi a la par de un nuevo gobierno que habrá asumido el próximo 10 de diciembre.

Si bien, dentro del arco sindical se fueron borrando algunas diferencias muy profundas estos años, y hoy hay cierta sensación de “armonía”, lo que más ha unido a las distintas vertientes en los últimos tiempos ha sido “el espanto” y no el amor.

Así, en medio de fuertes personalismos y viejos rencores, se trata de “hacer bien los deberes” para comenzar una etapa de paz con el próximo Gobierno. De hecho, el jueves 3 se realizará el congreso nacional de la CTA de los Trabajadores en el que, adelantó su titular, Hugo Yasky, se tratarán cuestiones relacionadas con la unidad del movimiento obrero y con el acuerdo social propuesto por el candidato a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández.

Es un “mandato” de quien, seguramente, conduzca los destinos del país los próximos cuatro años, que la Central Obrera vuelva a unificarse. Se los ha pedido expresamente, y en ese sentido, vienen trabajando, aunque con permanentes avances y retrocesos.

“Alberto me dijo que lo que pudimos hacer en el Frente de Todos hay que hacerlo en el movimiento sindical. Hay que tratar de evitar la atomización del movimiento sindical como pasó en América Latina», insistió Yasky, no sin ser consciente de las dificultades que conllevará y de los sindicatos que levantarán la mano para oponerse a “aceptar” condicionamientos o pérdida de protagonismo, para ingresar a una “zona de confort” que tanto han criticado.

Todos saben que no será nada fácil sentar a Hugo Moyano y a las dos CTA a la misma mesa que la CGT. Además de que hay que hacer modificaciones administrativas o estatutarias, hay que moldear los ánimos y dejar “pasar mucha agua abajo del puente”.

Ya dijo el líder camionero días atrás, que con “Daer al frente de la CGT, no vuelve”. Cómo se vuelve de ese lugar? Pues de momento, nadie lo sabe. Y la situación de la macroeconomía es tan crítica que no hay margen para demasiadas “frivolidades” y “disputas”.

De todos modos, algunos actores siguen avanzando y en los próximos congresos sindicales «una de las mociones que se van a votar” será las incorporación a la CGT, la idea de ir hacia un mandato amplio de reunificación del movimiento sindical  y evitar la atomización. ¿Se podrá? Para esa única pregunta, tampoco tienen la respuesta.