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Trabajadores del subte se realizan estudios por material cancerígeno en los vagones

Los trabajadores de la línea B del subterráneo porteño están sometiéndose a una serie de estudios médicos para determinar si resultaron afectados por el asbesto que se comprobó que poseen algunas formaciones de esa línea. Desde hace más de un año la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) venía denunciando esa situación, pero recién en diciembre de 2018 Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) lo reconoció oficialmente.

Según se determinó en estudios de piezas de los vagones que los metrodelegados enviaron para ser analizados por la Universidad Nacional del Sur (UNS), también existe presencia de asbesto en otros ramales. La inhalación de las fibras de asbesto puede producir desde asbestosis (una enfermedad crónica de las vías respiratorias) hasta cáncer de pulmón.

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Francisco Ledesma, secretario de Salud Laboral y Condiciones en el Medio Ambiente de Trabajo de la AGTSyP, relató: “Esta semana nuestros médicos se deberían encontrar con los médicos de Metrovías y la ART para evaluar los estudios de los 100 compañeros de los talleres de Rancagua y Villa Urquiza que se sometieron a análisis en el Hospital Británico”.

Estudios como las tomografías de tórax, radiografías y espirometrías fueron realizados porque la policía de trabajo intimó a la empresa para que los garantice, pero además el gremio firmó un acuerdo con el Hospital Tornú y el Instituto Vaccarezza para realizarle análisis y estudios médicos a cincuenta trabajadores del subte, cuyos resultados serán evaluados en estos días.

Ledesma añadió a este respecto: “Entre esos cincuenta compañeros hay cuarenta que tienen entre quince y veinticinco años de antigüedad, por lo que los especialistas nos aconsejaron hacer un primer corte. Porque en esa franja de antigüedad es donde más se puede encontrar un indicio temprano de asbestosis, ya que es una enfermedad que tiene un desarrollo muy lento, de entre 20 y 40 años luego de la exposición”.

El asbesto se detectó en los vagones CAF 5000 comprados por Mauricio Macri cuando era jefe de gobierno porteño al Metro de Madrid. Pero según las muestras analizadas por la UNS no se trata de la única línea con problemas ya que además de rastros de asbesto también en los coches Mitsubishi de la B, se detectó en los Gee-Caf de la línea E, los Nagoya y General Electric de la Línea C, en los Fiat de la E, en los Siemens de la H, en el techo del cuarto de descanso de conductores del Premetro y en los frenos de escaleras mecánicas, principalmente de la línea E y D.

“Queremos que los especialistas que designamos monitoreen los estudios porque no cualquier médico puede interpretar los resultados. Los análisis que se deben realizar requieren de técnicas especiales. No es lo mismo una radiografía común que una para buscar rastros de asbesto. Lo mismo pasa con la espirometría, que no es ni la de un deportista ni la de un fumador, y con la tomografía. Requieren de un protocolo específico”, concluyó Ledesma.

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