Trabajadores de transporte, industria y comercio golpeados por la crisis del gas, mientras crece el temor de abusos por desregulación del mercado de garrafas

Con la “ola polar” en marcha y miles de usuarios de distintas provincias sin poder defenderse de las bajas temperaturas en hogares, escuelas, hospitales y otros espacios públicos por el desabastecimiento de Gas Natural Comprimido (GNC), el Gobierno Nacional decidió avanzar paralelamente la coparticipación del impuesto a los combustibles para las provincias y con una muy cuestionada desregulación del mercado de garrafas.

Esta decisión de enviar directamente a las provincias los fondos derivados del impuesto a los combustibles, para su libre disponibilidad, viene caldeando los debates en el Congreso nacional y tensando la relación con las administraciones provinciales, todo en el marco de una campaña electoral de medio término, con alianzas y rupturas al orden del día.

APJ Gas denuncia que la crisis por la falta de gas natural es responsabilidad del Gobierno nacional

En ese marco, lejos de enviar señales de tranquilidad a la ciudadanía, el Gobierno nacional no sólo desreguló por decreto el mercado del Gas Licuado de Petróleo (GLP o gas en garrafas), eliminando los precios de referencia, entre otros ítems, sino que también prorrogó el corte del suministro de GNC en estaciones de servicio, por lo que trabajadores del transporte y de las industrias que necesitan de este insumo y de la logística para la distribución de productos e insumos (lo que también impacta en el sector comercial) comienzan a sufrir series dificultades y pérdidas de ingresos.

Esta situación se reproduce en provincias como las de Córdoba, Mendoza, Neuquén, La Pampa, Río Negro y Buenos Aires, destacándose el caso de la ciudad bonaerense de Mar del Plata, donde también se aplicaron cortes del servicio de provisión de gas domiciliario (algo prácticamente sin precedentes). Mientras tanto, las cámaras de expendedores mantienen el estado de alerta, con la esperanza que un leve aumento de las temperatura permita una coyuntural normalización, aunque siempre en un contexto de absoluta incertidumbre, signado por cuestionables decisiones estratégicas del oficialismo que anticipan una fragilidad permanente del sistema gasífero nacional.