Los trabajadores de la histórica empresa láctea argentina, SANCOR, se reunieron este lunes con el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Oscar Vicente Ojea, a fin de solicitarle que intervenga ante el presidente Alberto Fernández para evitar más de 2000 despidos.
El secretario General de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (ATILRA), Héctor Ponce, tuvo también una activa participación en la reunión donde se planteó la grave situación de la empresa y las consecuencias que tendrá para las 2000 familias que dependen laboralmente de ella.
Ponce, acompañado también por su secretario adjunto, Ricardo Pecotche, pidió expresamente a Monseñor Ojea «intervención directa» para ayudar a mantener la “paz social” ante la incertidumbre que reina respecto al futuro de los empleados de la fábrica.
A través de una carta, entregada al religioso manifestaron que «concretamente nos referimos a 2.000 puestos de trabajo directos y una cantidad difícil de precisar, pero sin duda cuantiosa, de puestos de trabajo indirectos. Todos ellos se encuentran en una situación de riesgo cierto y serio», puntualizaron.
En esa cadena se encuentran los tambos de tres provincias: Córdoba, Santa Fé y Buenos Aires, “quienes suministran la materia prima para el procesamiento industrial que se lleva a cabo en la empresa láctea”, agrega la misiva.
El pedido explícito es que por “su intermedio haga llegar esta carta al Sr. Presidente de la Nación, Dr. Alberto Ángel Fernández, cuyo accionar se guía por una fuerte sensibilidad social, a fin de que el mismo tome conocimiento de la gravedad de la situación que envuelve a Sancor, y de las consecuencias que de esta pueden derivarse sobre sus trabajadores y la cuenca lechera argentina», dice el texto dirigido a Ojea.
Allí se aclara también el trabajo gremial que se viene haciendo al respecto: «por nuestra parte, hemos venido trabajando arduamente y seguimos haciéndolo desde nuestro ámbito de actuación y competencia, en aras del mantenimiento de esta importantísima fuente de trabajo, sosteniendo la salud de sus trabajadores y su grupo familiar, aportando al financiamiento de necesidades elementales. También coordinando políticas de acción, manteniendo reuniones con directivos de Sancor, exponiendo la problemática ante autoridades políticas provinciales y nacionales y apoyando anímicamente a los compañeros y compañeras», de lo que se desprende que sus acciones comienzan a encontrar limitaciones frente a la magnitud de la crisis y la necesidad de una intervención rápida y contundente.