Todo se desregula, menos las paritarias: el Gobierno busca imponer un techo del 2% para octubre

Al mismo tiempo que avanza con la desregulación de numerosas áreas de la administración del Estado, de la producción industrial y de los servicios, el Gobierno nacional de Javier Milei busca ponerle un techo a las negociaciones paritarias, intentando que a partir del mes de octubre los aumentos sectoriales no superen el 2% para que así unos salarios ya fuertemente afectados por una grave pérdida de poder adquisitivo también funcionen como ancla anti inflacionaria.

La estrategia de la cartera económica de Luis Caputo se centraría, como ya se intentó hace unos meses, en la no homologación por parte de la Secretaría de Trabajo a cargo de Julio Cordero de acuerdos salariales que superen ese techo. Aunque la expectativa oficial en relación con la inflación apunta a llegar a esas cifras en el décimo mes del año, la cifra actual se ubica en el 4% y los constantes tarifazos a los servicios y al combustible no hacen prever una baja significativa en relación con esa cifra.

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En cualquier caso, está claro que no se prevén recomposiciones salariales que permitan recuperar el poder adquisitivo perdido desde el inicio de la gestión de La Libertad Avanza, que no fue compensada siquiera por los relativos aumentos salariales por encima de la inflación que se registraron en los últimos meses. Según datos del instituto Cifra, dependiente de la CTA de los Trabajadores, la pérdida salarial acumulada durante el gobierno de Milei llega al 20,7%.

Un ejemplo de la política de achatamiento salarial al que apuesta el gobierno pasa por la reciente fijación oficial del salario mínimo docente a nivel nacional, sin contar con el acuerdo de ninguno de los gremios del sector. La Resolución 689/2024 de la Secretaría de Educación, publicada este jueves en el Boletín Oficial, establece que a partir del 1º de abril el mínimo será de $380.000, a partir del 1° de mayo de $400.000 y a partir del 1° de julio de $420.000, es decir, incrementos apenas por encima de la inflación, que configuran salarios al límite de la pobreza y no compensan la pérdida de poder adquisitivo acumulada.