Tedeum 25 de Mayo: “Argentina sangra inequidad entre los que se laburan todo y los privilegiados que no sienten las frustraciones y el dolor de la gente de pie”

En una nueva conmemoración de la Revolución de Mayo de 1810, durante el acto oficial del Tedeum en la Catedral de la Ciudad de Buenos Aires, el Arzobispo García Cuerva, tuvo un discurso muy crítico contra “el odio” y “la inequidad”, que según expresó, caracteriza a “los profetas de calamidades” que “envenenan el alma”.

Así, la Iglesia Católica dio un paso más en el activo rol que viene desarrollando para enfrentar lo que considera un capitalismo salvaje, continuando con la línea del Papa Francisco, máxima institución de la Cristiandad de nuestro país, durante el  mandato del ejercicio papal desde el Vaticano, destacando justamente la posición a muy poco tiempo de su fallecimiento.

El propio Milei recibió la homilía en el centro de la escena, tal como marca el protocolo, luego de dar y eludir saludos a diestra y siniestra, siendo los más destacados desaires, los realizados sobre la Vicepresidenta Victoria Villarruel y el Jefe de Gobierno porteño Jorge Macri.

Las máximas autoridades de la administración libertaria presentes, escucharon de boca del principal referente del Catolicismo en Argentina, fuertes críticas “a la exclusión y marginalidad que sufren tantos hermanos”, una cita específica a la situación de “los jubilados que merecen una vida digna, con acceso a remedios y a la alimentación”, definiéndola como una “herida que sigue abierta y sangra hace años”, en la misma semana que integrantes de esta expresión religiosa, fueran reprimidos en las recientes manifestaciones de protesta, que los propios jubilados sufren por estos mismos reclamos, frente al Congreso de la Nación.

García Cuerva se enfocó también en las demandas del sector del trabajo cuando destacó en su homilía que “Argentina sangra en la inequidad entre los que se laburan todo y los que han vivido de privilegios, que los alejó de la calle, de los medios de transporte público, de saber cuánto valen las cosas en un supermercado; alejados de la gente de a pie, no sienten su dolor, ni sus frustraciones, ni su esfuerzo diario por salir adelante”.