Un reciente informe del Ministerio de Trabajo confirmó que durante 2022 los salarios de los trabajadores en relación de dependencia perdieron 2,8% en términos reales contra la inflación del mismo período, ubicándose también 2,1% abajo de la cifra de diciembre de 2019.
La información se desprende del informe sobre el Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) que realiza periódicamente la cartera laboral (el índice RIPTE es la remuneración promedio establecida según los aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino SIPA de trabajadores en relación de dependencia). Aunque este índice, que contempla los aportes declarados en forma continua durante los pasados 13 meses, “no refleja necesariamente la evolución de los salarios del empleo registrado privado en todo su conjunto”, se trata de datos clave para analizar los ingresos de este sector.
En general, el factor que explica el desfasaje entre salarios e inflación tiene que ver no sólo con la disparada de los precios sino con que las paritarias suelen llegar tarde para compensar esta dinámica, por lo que se van acumulando pérdidas en términos reales. En 2022, por ejemplo, las negociaciones paritarias comenzaron con acuerdos del 40% en promedio, que luego fueron ajustados al 70, para llegar a fin de año con algunos que terminaron superando la inflación de 98% anual. Pero incluso en el caso de estos acuerdos establecidos por encima de la inflación, hay muchos que aún no se hicieron efectivos, por los acuerdos de pagos en tramos.
En este sentido, hoy la pauta del Gobierno para las paritarias se estableció en alrededor del 60%, pero es posible que la evolución de los precios obligue a la reapertura de las negociaciones. Algunas proyecciones de consultoras privadas anticipan que la dinámica de pérdida del salario real, que se sostiene desde hace por lo menos una década, podría repetirse en 2023, con proyecciones que llegan hasta un 5% de erosión del poder adquisitivo de los sueldos.