Desde el Sindicato de Empleados de la ex Caja de Subsidios Familiares para el Personal de la Industria (SECASFPI), que lidera Carlos Ortega compararon la remoción del busto del expresidente Néstor Kirchner de la sede del ANSES, con lo que fue el accionar del gobierno de la Revolución Libertadora de Rojas y Aramburu, que luego del golpe de Estado de 1955, proscribió al Peronismo.
De hecho, Soledad Alonso, Secretaria Adjunta del gremio y legisladora de la Provincia de Buenos Aires sostuvo que este accionar, “es parte de un proceso sistemático de desmantelamiento de la memoria histórica, los derechos sociales y las conquistas populares de los últimos años”.
En verdad, hay una continuidad que desde el actual gobierno nacional, se relata como “batalla cultural”, donde pueden anotarse los cambios realizados en la Casa Rosada en lo que hace a las figuras de los ex presidentes, el nuevo nombre que recibió el gasoducto que parte desde Vaca Muerta, o el ex edificio de Correo y centro cultural CCK, a lo que ahora se le sumaria la intención de demoler el edificio de Obras Públicas, donde actualmente funciona el Ministerio de Capital Humano, que encabeza la licenciada Pettovello.
El histórico patrimonio arquitectónico, resistió a varios intentos de destrucción por proyectos de remodelación, aunque también quedó truncada la original idea de darle luz a una construcción gemela en la arteria de enfrente, sobre la 9 de julio, pero del lado de la calle Bernardo de Irigoyen.
Hoy este edificio de particular reflejo de época, exhibe las imágenes de Eva Perón mirando hacia el Norte y el Sur (una obra del artista Daniel Santoro), donde se observa su imagen de militante y de funcionaria, según desde donde se recorra visualmente la construcción. La propia Evita, contribuyó a su reconocimiento histórico cuando, desde allí, desistió de su candidatura a vicepresidenta en lo que se conoce como el “renunciamiento”, en un multitudinario acto, el 22 de agosto de 1951.
Como contraparte, se lo pretende presentar como un símbolo de la corrupción, utilizando una de las imágenes ubicada dentro de la estructura del edificio donde se muestra a una persona que esconde como hacia detrás de su cuerpo una mano, en una acción que podría simbolizar el hecho de estar recibiendo algo “de manera no declarada”. Una idea que en realidad fue tomada de muchas construcciones de varias ciudades en todo el mundo, realizadas a lo largo de los siglos, donde los escultores, designados desde tiempo imperiales y feudales, dejaban algún sello de protesta por alguna circunstancia vivida en el transcurso de su trabajo artístico.
También aquí se deja traslucir un cuestionamiento al ejercicio de la obra pública, que en verdad en este caso involucraría a administraciones de gobierno de principios del siglo pasado, mucho tiempo antes del nacimiento del Peronismo.