Se agravan los disturbios en Perú por el alza de precios y luego de la protesta de transportistas  

El conflicto comenzó por las subas en los precios de los combustibles y alimentos, que derivaron en el paro de transportistas que lleva una semana y el descontento de miles de peruano, que salieron a la calle a manifestarse.

Las manifestaciones que se desarrollaron en Lima y las regiones de Piura, Chiclayo, La Libertad, Junín, Ica, Arequipa, San Martín, Amazonas y Ucayali, provocaron la suspensión de clases y posteriormente el improvisado toque de queda, que finalmente fue levantado pero sin tener demasiada efectividad para calmar los ánimos de los ciudadanos que siguen en las calles.

En ese marco, Castillo dijo: “Hago un llamado a la calma a la serenidad, la protesta social es un derecho constitucional, pero debe hacerse dentro de la ley”. Además, decidió eliminar el impuesto a los combustibles y decretó un aumento del 10% del sueldo mínimo, que subirá a 1.025 soles (USD 277) desde el 1 de mayo.

Conductores y residentes protestaron en la Autopista Central, donde autobuses y camiones quedaron estacionados para cortar la carretera, en Huaycan, a las afueras de Lima, Perú, el lunes 4 de abril de 2022. Autobuses de pasajeros y camiones bloquearon el acceso a la capital para reclamar bajadas de los precios del combustible en un contexto de inflación. (AP Foto/Martin Mejia)

Sin embargo, el toque de queda y las propuestas económicas generaron rechazo. Igualmente, tras los 20 detenidos y 4 muertos que ocasionaron los disturbios, los gremios no descartan continuar con las medidas de fuerza.

Aún es muy temprano para saber si la derogación del toque de queda en la capital apenas unas horas antes de que venciera será suficiente para poner fin a esta nueva crisis de gobierno en Perú. Pero de lo que sí no hay duda es que los últimos días de protestas, represión y disturbios desnudaron la soledad en la que está sumido el presidente Pedro Castillo a solo ocho meses de asumir el poder.

Mientras que en Lima, la figura de Castillo, un docente rural y sindicalista combativo, nunca generó mucha ilusión, «la decepción ante las expectativas sobredimensionadas en esas regiones donde la mayoría pertenece a un sector históricamente discrminado e ignorado es mucho mayor», según Cárdenas. Ese sentimiento es lo que explica la intensidad de las protestas de los últimos días, aún cuando el gobierno aumentó el sueldo mínimo a partir del 1 de mayo próximo y exceptuó del impuesto selectivo al consumo de diésel y dos tipos de naftas, un cambio que no se tradujo como debería haberse traducido en las estaciones de servicio.