Faltan detalles, nada más, pero todavía quedan 5 días para resolverlos. Estamos hablando de la logística que implica levantar las persianas en un contexto de pandemia cuando es necesario el transporte público para trasladarse y ese es uno de los lugares más factibles de contagio.
Lo cierto es que a las presiones ejercidas desde distintos sectores empresarios, se suman las alicaídas arcas del Estado Nacional y la imposibilidad de una emisión monetaria infinita. Motivo por el cual ya se analiza la apertura de una larga lista de empresas que ya presentó sus protocolos para comenzar a funcionar el próximo lunes 13 de mayo.
Entre las demandas se encuentra por ejemplo el rubro autopartes, plástica, metal mecánica, textil, indumentaria y calzado, cemento, química, petroquímica. Algunas de las que presentan “rojos enormes” y que tienen dificultades para pagar salarios aun cuando reciban la ayuda del 50% del Estado, dado que sus ventas han caído en proporciones inauditas.
Esa caída alcanza en promedio el 56,7% pero si quitamos del medio las alimenticias, farmacias y ferreterías esa caída se extiende al 75%, lo que habla de poco margen para permanecer por muchos días más en cuarentena, lo que generó presiones de todo tipo en los últimos días y la amenaza de apertura desde algunos sectores, aún sin la habilitación correspondiente.
Este trata de un listado que está bajo la lupa del Ministerio de Desarrollo Productivo, y a la vez consta en copia del gobierno provincial y municipal para que haya un triángulo de aprobación en la que deben estar todos de acuerdo.
Ya es claro que cada jurisdicción tiene gran poder de decisión en éstos casos, así como un amplio poder de policía para controlar esa apertura o volver atrás con la cuarentena en caso de que ese funcionamiento pueda multiplicar los contagios o poner en riesgo a su gente.
Muchas actividades serán incluidas como esenciales, aunque seguramente no sean el 60 o 70% de las que quisieran hacerlo, pero se avanza en ese sentido, y se comienza a incluir Ciudad y gran Buenos Aires, el AMBA, asediado por la necesidad de ingresos pero con la paradoja de estar sitiado también por el próximo pico de la pandemia.
Se incluirán unas mil empresas más en esta nueva etapa de cuarentena administrada a las ya existentes como venta de mercadería elaborada de comercios minoristas (vía plataformas de comercio electrónico, venta telefónica y otros mecanismos que no requieran contacto personal y mediante la modalidad de entrega a domicilio sin abrir sus puertas); atención médica y odontológica programada (con sistema de turno previo).
Uno de los primeros, luego de alimenticias, petroleras, y fabricación de insumos sanitarias que nunca frenaron su curso, habían sido los corralones de materiales de construcción los primeros en encabezar la lista. También dos semanas más tarde las actividades vinculadas con la producción, distribución y comercialización forestal y minera; las curtiembres, aserraderos y fábricas de productos de madera, fábricas de colchones y fábricas de maquinaria vial y agrícola; las actividades vinculadas con el comercio exterior: exportaciones de productos ya elaborados e importaciones esenciales para el funcionamiento de la economía; las exploración, prospección, producción, transformación y comercialización de combustible nuclear; los servicios esenciales de mantenimiento y fumigación; las mutuales y cooperativas de crédito, con guardias mínimas; y la inscripción, identificación y documentación de personas.
Ya estaban en marcha además laboratorios de análisis clínicos y centros de diagnóstico por imagen y ópticas; cobranza de servicios e impuestos; oficinas de rentas; establecimientos para la atención de personas víctimas de violencia de género; allí ya aparecían la producción para la exportación y procesos industriales específicos. Pero aún no estaban listos los procedimientos.
Se había autorizado a los bancos, a las gomerías, a los talleres para la reparación de automotores, motocicletas y bicicletas, exclusivamente para transporte público, vehículos de las fuerzas de seguridad y fuerzas armadas, vehículos afectados a las prestaciones de salud o al personal con autorización para circular, a las aseguradoras y también a la venta de insumos de librerías e informática. Ahora llegará el turno de otras mil.