La noticia de que el Gobierno autorizó a las prepagas el aumento de un 27% antes de finalizar el 2021, que se agregará al 14% que ya autorizó en lo que va del año y que el 2022 comenzará con una nueva suba de 9% según lo dispuesto en la presente resolución, tendrá impacto directo en los bolsillos ya durante el mes de agosto, donde llegará la primer cuota de ese aumento que será de un 9%.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de junio se ubicó en 3,2%, con lo que marcó una leve desaceleración desde el pico de marzo, pero sigue existiendo preocupación por una inflación que se encamina al 45% anual, muy por encima de la pauta del 29% prevista en el Presupuesto.
En los últimos doce meses la inflación acumuló una suba del 50,2%, de acuerdo con los índices oficiales. En agosto continuarán los incrementos, en un contexto en el que el tipo de cambio oficial se mantiene estable pero el dólar blue volvió a la zona de los $180, y las tarifas se encuentran casi congeladas.
El precio del metro cúbico del GNC subirá entre $2 y $3 a partir de agosto, para venderse a un promedio de $40 en estaciones de servicio del área metropolitana (AMBA). El último aumento de este combustible se había aplicado en abril de este año, del 5%. En noviembre habrá un nuevo y último incremento en el año, cuyo porcentaje dependerá de eventuales subas en el precio de las naftas.
A partir de agosto también se pondrá en marcha el aumento para quienes firmaron contrato de alquiler luego de que se aprobara la nueva ley. En esos casos, la suba se ubicará en torno al 50%, dado que la nueva fórmula toma en cuenta un índice conformado por las variaciones mensuales del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y el de salarios (RIPTE).
Las expensas irán de la mano de los alquileres, y representará un 8% aproximado de costo extra en agosto, y aumentos mensuales similares para los habitantes de edificio hasta lograr un 32% de incremento.
Todos estos aumentos de costos presionan sobre la inflación y el salario, devaluado desde hace por lo menos tres años, que intenta recomponerse con negociaciones paritarias superiores al 40%, pero que en algunos casos vuelven a pensar en la cláusula gatillo como única forma de no quedar rezagados frente al crecimiento del índice de precios que no encuentra techo.