Preocupación empresaria por el impacto de los contagios en la vuelta a la producción

Industriales de la provincia de Buenos Aires le plantearon esta semana a las autoridades nacionales y de la provincia de Buenos Aires sus preocupaciones respecto de los protocolos sanitarios que se aplicarán en las plantas que comienzan a retomar su actividad en el marco de la flexibilización de las actividades productivas en la nueva etapa de la cuarentena.

La preocupación empresaria pasa por la necesidad de garantizar ciertos protocolos además de los chequeos sanitarios, el transporte seguro y el distanciamiento en los lugares de trabajo para evitar que algún posible contagio derive en el cierre de la planta y en una nueva interrupción productiva, que profundizaría la crisis económica que ya se encuentran atravesando.

Esta semana desde Estado de Alerta dialogamos con el presidente de CGERA Marcelo Fernández, quien se manifestaba en el mismo sentido: “Hay que tomar todas las medidas de seguridad, priorizar la salud y que la gente no se contagie. No nos olvidemos que por un contagiado hay que cerrar una planta. Así que vamos a empezar a pensar en producir y en volver al sistema normal, pero con los cuidados del caso. Así que desde CGERA alentamos a que todos aquellos empresarios que vayan a abrir sus puertas tengan la protección necesaria, el aislamiento, el poco contacto de la gente, el alcohol en gel y todas las medidas que hagan falta para cuidar a los trabajadores porque con un infectado en el lugar de trabajo cierra toda la planta. Esperamos retomar la recuperación productiva, para la cual veníamos en camino y se quedó trunca por el comienzo de la cuarentena”.

Fernández de CGERA «no nos olvidemos que un contagiado hace cerrar una planta»

Si desde las distintas instancias de gobierno se hicieran respetar efectivamente los protocolos, puede que la amenaza de clausura y de pérdidas económicas derivadas de el consecuente parate productivo hagan que el empresariado cumpla con las garantías sanitarias mínimas exigidas por trabajadores y gremios, que en numerosos casos han denunciado carencias de insumos de seguridad e higiene en los espacios laborales

El gobierno provincial de Axel Kicillof descartó el pedido empresarial de realizar testeos cada diez días a los trabajadores, aunque descartan que en las próximas semanas crecerán los niveles de contagio tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en el conurbano, estrechamente interconectados. Desde el Gabinete provincial explicaron: “El mensaje es que está todo en permanente evaluación. Y si, como muestra la experiencia internacional, en algún momento se disparan los casos, no va a haber más remedio que volver atrás muchas de las decisiones que se tomaron”.

Toda empresa que reabre en esta nueva etapa debería haber presentado protocolos sanitarios adecuados y el gobierno anticipa permanentes controles de cumplimiento. Por el momento, en el ingreso de los trabajadores al trabajo se irá controlando la fiebre, para aislar inmediatamente cualquier posible caso sospechoso.
Los procedimientos de aprobación de reapertura deben pasar por distintas instancias desde el nivel provincial hasta el del municipio, lo que también genera desfasajes y, según denuncian algunos empresarios, también manejos discrecionales. Así, por ejemplo, se aprobó la reapertura de la planta de Massalin en Merlo pero la intendencia de Pilar aún no habilitó el funcionamiento de British American Tobacco (BAT). Lo mismo sucede con el pedido de reapertura de Acindar en La Matanza, un distrito donde se registraron niveles de contagio que pueden explicar la demora.