Otro capítulo para el “bono primavera” y una nueva reunión  de Sica con la CGT

Ahora es el turno del Gobierno de dialogar con las Cámaras empresarias, para saber cuan exitoso puede ser el anuncio del “bono” a privados que por ahora a  quedado en «una expresión de  deseo» más que de realidad.

Este es el nuevo capítulo que se abre,  con el objetivo de concretar un bono de $5.000 para los trabajadores. Será el eje del encuentro que mantendrá la CGT con el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica. Desde la Central Obrera fueron terminantes en la previa para señalar que «el gobierno está obligado, por la situación del país y los trabajadores, a ofrecer un gesto» y además desde Azopardo se concentrarán en que ese plus sea “lo más abarcativo posible”.

Ambas partes tienen claro que «las empresas no están dispuestas a pagar un solo peso sin que reciban algún beneficio a cambio». Ese “cambio” según plantearon distintos grupos empresarios podrían ser por lo menos “descuentos de impuestos” o “susidios”.

Si bien se descartó que el “bono” se vaya a establecer por un decreto presidencial, la insistencia del Gobierno, continúa generando rechazos, particularmente en el sector “PyMES” hoy devastado por la larguísima recesión con inflación y las altas tasas de interés.

Pero eso se contrapone con la necesidad de los trabajadores, quienes ven sus salarios devaluados y cada nueva medición del IPC, hacen saber que mes a mes están más pobres.

La inmensa mayoría de las paritarias se cerraron lejos de la inflación estimada para este año, que será superior al 50% y la «pérdida» del poder adquisitivo del salario tiene un piso de 30%, dato que incluso validó desde la estadística oficial el Observatorio de Derecho Social de la CTAA en un detalle pormenorizado, segmento por segmento de trabajadores.

La falta de Poder de un gobierno, que indefectiblemente, aunque falten las elecciones generarles, parece estar afuera, no colabora a la hora de presionar a empresarios que están expectantes de cuáles serán las nuevas reglas de juego del nuevo gobierno, que ya atribuyen a Alberto Fernández, en algunos sectores con el beneplácito de terminar con esta economía de “guerra” y en otros “con el temor de regresar” a “viejas prácticas” que creían desterradas.