El superintendente de Servicios de Salud, Eduardo Zanarini, fue encontrado muerto en su vivienda del barrio porteño de Caballito, tal como confirmaron fuentes oficiales.
Funcionario de buen vínculo con Ginés González García, aún se desconoce el motivo de su muerte pero señalaron que el titular del organismo que regula y controla el sistema de salud sufría de una insuficiencia cardíaca desde hacía tiempo. Había sido designado por el Gobierno el 8 de enero de 2020 en el organismo descentralizado, tras la renuncia de Sebastián Neuspiller.
Zanarini, entre sus últimas tareas, estaba abocado a frenar el traspaso de afiliados «irregulares» entre obras sociales sindicales.
La maniobra, según explicó el funcionario de Salud ante Estado de Alerta el pasado 15 de abril, se producía llamando al afiliado diciéndole “que les hablan desde la Superintendencia y que la obra social que él tiene va a quebrar, con lo cual se tiene que cambiar obra social” y “hay gente que cree y lo hace”. Después cuando necesita un servicio “no lo tiene y viene y nos hace la denuncia”, eso es parte de lo que está en la Justicia para su determinación.
Por otro lado, estas maniobras ilegales no impiden que se siga pensando en la necesidad a futuro de “fusionar” obras sociales que hoy son deficitarias y para lo cual “ya hay consenso gremial para esa reconversión”, confirmó Zanarini pues “todos entienden que es inviable continuar con los rojos” que “afectan a algunas obras sociales y que deben afrontar tratamientos millonarios en dólares que son imposibles”.
