Este domingo por la noche el presidente Javier Milei presentó el Presupuesto 2025 en el Congreso Nacional, ratificando los lineamientos económicos aplicados desde el inicio de su gestión, con el déficit cero como principal logro. Las expectativas oficiales hacia el año próximo apuntan a una inflación de menos de 2% mensual, un dólar a 1200 pesos a fin de año y a la salida del cepo. Mientras tanto, la economía real continúa su desplome.
Milei anticipa que en 2025 la economía nacional crecerá un 5% (este año el retroceso será de casi 4%, el peor resultado de la región), que la inflación alcanzará apenas un 18,3% (el REM anticipa cas un 40%) y que el dólar oficial llegará a $1.207 en diciembre (con un aumento de 18,3% a lo largo del año), todo con un superávit primario de 1,3% del PBI y sosteniendo el equilibrio en el resultado financiero del Tesoro.
Las proyecciones optimistas y equilibradas de Milei contrastan con una realidad en la que la producción, el empleo y el consumo vienen en caída libre hace meses, sin perspectivas de recuperación a la vista. Por ejemplo, según el más reciente estudio de la consultora Focus Market, el consumo masivo retrocedió un 13,7% en agosto en términos interanuales, cayendo también 4,6% respecto de julio. Esta crisis del consumo expresa la durísima pérdida del poder adquisitivo delos salarios y la destrucción de cientos de miles de empleos formales e informales en lo que va del año.
Pero hacia 2024, el oficialismo apunta también a una recuperación de la demanda, con una recuperación del Consumo Privado de 4,5% y de la Inversión, con un crecimiento de 9,9%. También se espera un superávit de USE 20.748 millones por un incremento en el valor exportado de bienes y servicios de 9,0% y una suba de 13,4% de las importaciones. En ese marco se anticipa un superávit de 190.655 millones de pesos.
Em su intervención, Milei destacó que desde 2014 que no se presenta al Congreso un Presupuesto equilibrado, que desde 2010 que no se logra superávit fiscal y que desde 2008 no se alcanzan dos años consecutivos de superávit financiero. Aunque su intervención ante un recito legislativo semivacío tampoco logró convocar a mucha gente ni en redes ni en la Cadena oficial (el rating televisivo se desplomó), sí generó gran cantidad de respuestas críticas por estructurar un presupuesto en torno a las necesidades de pago de la deuda y por plantear objetivos muy generales sin planificación específica y un cronograma de aplicación.
Los recursos previstos para el ejercicio del próximo año ascienden a $125,9 billones (16,5% del PBI), con una caída de 0,2 puntos respecto de este año. Aunque en los papeles hay partidas que se incrementan en cifras cercanas al 100%, en términos reales esto apenas empataría la inflación, por lo que cualquier incremento por debajo de ese monto en realidad implica un recorte presupuestario. Es el caso de la seguridad social, que recibe un aumento de 95%, perdiendo frente a la inflación, pero con un redireccionamiento de partidas que refleja el “cambio de prioridades” del oficialismo, por lo que se incrementan los programas sociales que no requieren de intermediarios (como asignaciones familiares y políticas como la de la tarjeta Alimentar). Salud logra un incremento leve en términos reales pero Educación y Cultura, con un ajuste de apenas 40% muestra que el sector sigue sin ser una prioridad oficial, lo mismo que Ciencia y Técnica, que también sufre duros recortes.
Los sectores que se destacan por aumentos significativos son Defensa (aumento de 95% en términos reales, con sectores destacados como el presupuesto para la SIDE), Seguridad Interior (aumento de 91% real, dando cuenta de la importancia que tendrá el sector represivo en la próxima etapa), Relaciones Exteriores (incremento real de 30%) y Ciencia, Tecnología e Innovación (que recibe otro 30% de aumento).
