El próximo lunes, la CGT volverá a encontrarse con representantes del FMI, un día antes de que el Consejo Directivo en Azopardo debata la posibilidad de decretar un paro general, decisión que se viene dilatando desde hace meses.
Los principales dirigentes de la central obrera se sentarán con los hombres del Fondo Monetario en un contexto de crisis extrema para el sector del trabajo, con especial atención en la pérdida de más de 250 mil puestos de trabajo formal, y una recesión que todos los días se cobra el cierre de una nueva fábrica.
A tres meses del último encuentro, la misión del Fondo Monetario está dispuesta a “escuchar nuevamente a los gremios sobre cómo interpretan el curso de la economía de la gestión de Mauricio Macri», aún a sabiendas de que en el seno de la central se baraja la posibilidad de un paro para mediados de año.
El diagnóstico que acercarán desde el sindicalismo será más grave que el anterior, con una acelerada caída del empleo y un repunte económico que nunca llegó y tampoco llegaría en agosto y septiembre, retrasado por la incertidumbre inflacionaria y electoral.
Además, el encuentro se da en el momento de inicio de negociaciones paritarias, con salarios deprimidos que en el 2018 quedaron casi 20 puntos por debajo de la inflación, y que este año tampoco siquiera empatarán las previsiones de inflación anual que ya se anticipan por lo menos en un 40%.
