Macri descartará, en persona, versiones de default en EE.UU.

Mauricio Macri, en persona, se pondrá al hombro la defensa ante Wall Street del último tramo de la política económica de su gestión. El Presidente quiere comprometerse ante los principales banqueros y fondos de inversión con sede en los Estados Unidos a que no hay posibilidad de caer en default durante su Gobierno, que se cumplirá con lo pactado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que 2019 será el año de recuperación de la economía argentina. Y que, finalmente, cuando termine su gestión, los números serán mejores que los que recibió en diciembre de 2015.

Para esto, Macri ordenó a dos colaboradores directos, el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, y el vicepresidente del Banco Central, Gustavo Cañonero, que se le organice durante su estadía en Nueva York -a donde viajará para participar por segunda vez de la Asamblea General de las Naciones Unidas (el año pasado ese espacio lo cubrió Gabriela Michetti- un raid de desayunos y reuniones de trabajo con operadores clave de Wall Street.

Si bien en un principio Macri no tenía intenciones de participar del evento, y que otra vez fuese la vicepresidenta la que representara al país, las novedades que desde Estados Unidos enviaron Quintana, Cañonero y el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, hicieron que el jefe de Estado cambiara de opinión. Desde Nueva York llegaron opiniones diversas sobre la realidad económica y financiera del país.

Si bien se pondera aún la decisión de Macri de abrir la economía, cambiar el signo financiero frente a los años kirchneristas, el ascenso de mercado emergente y de volver al mundo de los bancos internacionales, se reconoce que desde abril pasado parte de la relación con los inversores mundiales se perdió. Y que desde hace dos meses directamente el país está marginado y relacionado con cada economía emergente que entre en crisis.

Macri sigue de cerca cada castigo que se les aplica a los bonos locales y las empresas argentinas que cotizan tanto en Buenos Aires como las ADR de Wall Street; y considera «injustas y sobreactuadas» las decisiones de abandonar las posiciones locales y convertir en prohibitivas las tasas de interés que deberían pagar si quisieran acudir a los mercados financieros voluntarios, tanto el Estado nacional como los provinciales y nacionales y, fundamentalmente, las empresas privadas.

El Presidente se mostró en las últimas semanas particularmente preocupado por la imposibilidad de continuar con la búsqueda de fondos en Wall Street, de parte de una de las empresas más importantes de la Argentina y donde más expectativas había puestas en que consiguiera un financiamiento millonario en dólares para invertir en el país.

En el Gobierno se analizó también el «castigo» que los inversores de Wall Street aplicaron a compañías argentinas que cotizan en Nueva York y que perdieron más del 60% de su patrimonio en el último año; comenzando por los casos de Supervielle y Loma Negra, compañía que además está señalada en Estados Unidos como «culpable» de no informar sobre la crisis económica criolla a sus inversores norteamericanos. Este panorama negativo, sumado a las casi inevitables sanciones que desde la SEC se le aplicarán a las empresas que cotizan en el mercado neoyorquino y que están involucradas en el «Gloriagate», crearon un cóctel explosivo y un clima antiargentino en Wall Street que Macri buscará personalmente aplacar.

La decisión final del Presidente de viajar hacia Nueva York y ser el personalmente el que le hable a un grupo de inversores vip terminó de tomarse a partir de las experiencias que recogieron en esa ciudad Quintana, Cañonero y Bausili, que escucharon esta semana la repetición de la palabra maldita: default. No fueron pocas las personas de alto poder de decisión de Wall Street las que le manifestaron al trío argentino que viajó para tranquilizar corazones (con suerte diversa) las dudas de los inversores sobre la verdadera capacidad del país de cumplir con sus compromisos financieros durante 2019.

Las preguntas incluso abundaron en que se mensure la cantidad de dólares que en el próximo ejercicio necesitará tomar la Argentina de los mercados internacionales y cómo pensaba el Gobierno conseguirlos. Se les aclaraba además a los declarantes que se tenían en cuenta las dificultades que tendría el Gobierno para poder aprobar el ajuste comprometido ante el FMI dentro del Presupuesto 2019 y que el número del rojo financiero calculado para el próximo ejercicio superaba los términos del acuerdo comprometido con el Fondo Monetario. Según los números de los inversores, al país le faltarían unos u$s20.000 millones para el año próximo. Y se duda de la capacidad del Gobierno de Mauricio Macri de conseguirlos. La idea del Presidente es dar su palabra de que la situación está bajo control.

Los anfitriones de Macri ante los inversores de Wall Street son, por ahora, dos: el fondo Black Rock y el Templeton, dos reconocidos colaboradores del Gobierno argentino. El primero tiene una relación más que cercana, y desde los primeros tiempos de la llegada de Macri al poder. Es el fondo de inversión más grande del mundo. Está manejado por el magnate Larry Fink, y durante el kirchnerismo era considerado, sin mayores profundidades interpretativas, como un fondo buitre en la misma línea que el Elliott de Paul Singer.

Con la llegada de Macri al poder todo cambió. Fink visitó tempranamente a Macri en la casa de Gobierno y Black Rock se convirtió en uno de los primeros en apostar por las Lebac locales. Organizó en septiembre de 2016, en el primer viaje de Macri a Nueva York, un encuentro con el Presidente distribuyendo un dossier donde se mencionaba al «extraordinario potencial» del país para las inversiones financieras.

En el caso de Templeton, el romance es más cercano en el tiempo, y aparece bajo el padrinazgo de Luis Caputo aún como ministro de Finanzas. Fue el lunes 14 de mayo, un día antes de uno de los megavencimientos de Lebac que jaqueaban al Gobierno, cuando el fondo norteamericano trajo dólares frescos al país para convertirlos en la primera emisión de Botes nominados en pesos, y abastecer así la demanda de divisas que ese día aparecería por la tendencia de los fondos internacionales de salir de las Lebac y zambullirse en los dólares abastecidos por el Banco Central. Franklin Templeton Investments es socio de SBS Asset Management desde comienzos de 2018, fondo del que Gustavo Cañonero era director antes de asumir como vicepresidente del Banco Central.

(Carlos Burgueño, Ambito)