Los trabajadores de salud piden insumos para protegerse

Los enfermeros del hospital Ramos Mejía reclaman falta de insumos, denuncian malas condiciones de trabajo y la necesidad de incorporar más profesionales al equipo del hospital. “Estamos peleando contra un virus desconocido, necesitamos los elementos necesarios para protegernos”, señaló Claudio Gómez, enfermero del hospital.

Según describe necesitan desde “ barbijos descartables, protectores antisecreciones para los ojos, camisolines, cofias, salas que permitan distancia entre las camas y boxes individuales para el aislamiento” esos son algunos de los requerimientos que un establecimiento de salud necesita para poder abordar los casos de pacientes que presenten síntomas sospechosos del coronavirus o bien se confirme su diagnóstico.

“Se están por inaugurar nuevos consultorios para atender a pacientes febriles en el marco de la pandemia y todavía no han incorporado nuevo personal de enfermería, en lugar de eso, nos informaron que 3 enfermeros de cada turno –mañana y tarde– tendrán que ir a atender a pacientes que se encuentran aislados en camas de hotel”, relató Gómez, afirmando que los están mandando a una “guerra sin armas”.

Si bien el hospital cuenta con salas de internación en cada área, su forma “apabellonada” no permite los cuidados necesarios como, por ejemplo, tener los vestuarios junto a la entrada para cambiarse la ropa antes de ingresar. Además, según explican los trabajadores del hospital, “en muchas salas las camas no llegan a estar a más de un metro y medio de distancia, como indica el protocolo para evitar contagios”.

La superposición de trabajos es un fenómeno que se repite entre los profesionales porque los sueldos no son suficientes, por eso coinciden que el mote de “héroes” no alcanza. Este miércoles, una de las enfermeras del hospital Ramos Mejía presentó síntomas sospechosos del virus: fiebre y dolor de garganta. Hasta recibir el resultado de la prueba, la trabajadora se encuentra internada y aislada de otros pacientes.

Una situación similar ocurrió en el hospital Santojanni, ubicado en Mataderos, donde una enfermera presentó síntomas del virus tras haber atendido a pacientes contagiados en una clínica privada. Después de varios días aislada, la prueba le dio negativo, pero la mayoría de los enfermeros del hospital se encuentran en riesgo por mantener múltiples trabajos en simultáneo.

Ese temor existen en los profesionales que de no contar con la prevención necesaria se enfermarán y agravaran la situación. “El riesgo de contagio crece muchísimo al estar saltando de clínica en clínica para poder sobrevivir”, advirtió Celia Benítez, enfermera de neonatología en el Ramos Mejía, que también trabaja como enfermera de terapia intensiva para una empresa de medicina prepaga.

Benítez es enfermera hace ocho años, y ante la medida de aislamiento obligatorio del viernes pasado tuvo que llevar a sus tres hijos, de 7, 9 y 17 años, a la casa de su padre en la localidad de González Catán. “No voy a verlos al menos por un mes, quizás más. Tuve que priorizar su salud sabiendo que yo puedo ser un foco de contagio. Es una decisión muy difícil”, relató.