Los jóvenes de bajo nivel educativo y con trabajos informales fueron los más afectados por la caída del empleo en la pandemia

Según un reciente informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), en base a datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), los varones de hasta 29 años fueron los que sufrieron una mayor baja interanual en la tasa de empleo (-17%) durante el tercer trimestre del año pasado, seguidos por las mujeres de esa misma franja etaria (-11%).

El documento “El mercado laboral en Argentina: estructura, impacto del COVID-19 y lecciones para el futuro”, elaborado por Manuel Mera, Matilde Karczmarczyk y Luciana Petrone, detalla que esta caída del empleo en el marco de la epidemia de coronavirus afectó en mayor medida a trabajadores y trabajadoras de menores calificaciones. Quienes tienen el nivel primario incompleto redujeron su empleo en 28%, mientras que los de título universitario lo hicieron en 7,6%. Más en general, el empleo asalariado formal cayó en un 5,2% interanual, mientras que asalariado informal se desplomó en un 30%.

El trabajo analiza el impacto de la pandemia y de las medidas de aislamiento y distancia social en el mercado laboral y muestra que la caída interanual (a octubre de 2020) fue de 241.200 puestos de trabajo, de los cuales 243.500 fueron asalariados. En relación con los puestos perdidos por la pandemia confirman que la caída total del empleo formal fue de 187.100 puestos de trabajo entre febrero y octubre, la mayor parte de los cuales (185.200) se dio en los asalariados registrados.

El mundo perdió más de 225 millones de empleos por la pandemia

Al respecto, el documento detalla: “Dos cuestiones se destacan de estos números. Por un lado, que el aumento en la caída del empleo no se debe a un aumento en las desvinculaciones, sino a una caída histórica en las incorporaciones. Hay que tener en cuenta que rige en la actualidad una prohibición de los despidos y doble indemnización. La implicancia que tiene esto es que el mercado laboral formal está parado, y esa falta de dinamismo deriva en una lenta pero constante caída del empleo. En segundo lugar, las barreras a las desvinculaciones de trabajadores formales derivaron en la utilización de mecanismos alternativos a la desvinculación. Los datos muestran un aumento significativo en la tasa de suspensiones que llegó a 8,84 en mayo y bajó hasta 3,85 en noviembre”.

En relación con las variaciones en el número de empleadores según tamaño, se muestra que en el período marzo-junio de 2020 el número de empleadores bajó en cerca de 15.000 (-3%). La concentración de la caída interanual se dio principalmente entre las microempresas (74.5% del total de bajas), empresas de hasta 10 trabajadores (9,7%), empresas entre 11 y 50 trabajadores (10.3%) y empresas de más de 50 trabajadores (5.5%).
“Los datos de situación de la producción y del mercado laboral a inicios de 2020 y la profundización de la crisis generada por el COVID-19 muestran un escenario social y económico preocupante. La caída del empleo y la actividad, especialmente del mundo informal, deriva en una recesión económica y un aumento de la pobreza. Frente a este panorama, es necesario pensar una batería de acciones para favorecer una recuperación”, enfatiza la investigación.

El documento también planea una serie de acciones posibles ante este escenario, destacando la importancia de mecanismos de sostenimiento y promoción del mercado laboral como subsidios salariales, seguro por desempleo y la reducción acordada de horas trabajadas para los formales, así como transferencias condicionadas para desempleados e informales. Otras medidas propuestas son programas de empleo público, subsidios a la contratación y servicios públicos de empleo.

En este sentido, Mera concluyó que el fin de programas como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y o la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) implican la necesidad de “reorientar el gasto extraordinario hacia políticas de reactivación sin dejar desprotegidos a sectores de la población que tardarán en recuperar su situación de pre pandemia”. “El país tiene un amplio número de programas laborales y sociales, y deberá ser a través de ellos que se continúe con la contención de los afectados y la promoción de la vuelta a la actividad de los desocupados”, remarcó el investigador.