Lorenzo Pepe: «En la pelea por la justicia social, la trinchera más segura es la del peronismo»

Por Marcelo Cena

Con una frondosa carrera sindical y política, el histórico dirigente sindical ferroviario y exdiputado, quien hoy dirige el Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas, recordó en diálogo con Télam las vivencias de adolescente que lo llevaron junto a su padre hasta las escalinatas de la Catedral, frente a la Plaza de Mayo.

El histórico dirigente sindical ferroviario y exdiputado Lorenzo Pepe consideró que la movilización popular del 17 de octubre de 1945 en reclamo de la liberación de Juan Perón fue la «más magna, patriótica e importante de la historia de latinoamérica» y recomendó a quienes «pelean por la igualdad y la justicia social» en Argentina que «la trinchera más segura es la del peronismo».

«Ya pasaron 75 años y sigo escuchando al pueblo en aquella maravillosa Plaza de Mayo del 17 de Octubre de 1945, con los incansables gritos a garganta abierta que no paraban nunca: «Perón, Perón, queremos a Perón», eso quedó grabado a fuego en mi memoria», recordó Pepe, de 89 años, en una extensa entrevista con Télam por un nuevo aniversario del Día de la Lealtad.

Con una frondosa carrera sindical y política, Pepe, quien hoy dirige el Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas, recordó con esta agencia aquellas vivencias de adolescente que lo llevaron junto a su padre hasta las escalinatas de la Catedral Metropolitana, frente a la Plaza de Mayo.


«Ese día temprano estábamos en nuestra casa en (el partido bonaerense de) Tres de Febrero. Mi papá se tomó unos mates y me dijo ‘dame la mano’ y no paramos hasta llegar a Capital. No me preguntó si quería ir, me dijo dame la mano y me llevó. Yo tenía 14 años. Mi viejo fue un militante socialista, trasversal, que apoyó el proceso revolucionario que encabezaba Juan Domingo Perón», comenzó Pepe.

Supo entonces que «algo fuerte estaba pasando» porque su padre -contó- no le soltó la mano en todo el trayecto en el «viejo ferrocarril Buenos Aires al Pacífico», actual línea San Martín, y recién cuando ambos desembarcaron en Retiro vio a su papá caminar «rápido y serio, muy decidido», como «un militante entero».

«La primera gran impresión que recuerdo fue en la calle Reconquista, donde había una columna de mil o 1.500 mujeres, vestidas con cofias y guardapolvos blancos manchados con sangre», relató Pepe, que luego supo por su padre que eran las trabajadoras de los frigoríficos de Avellaneda: «La Negra, la Swift y la Anglo que eran británicas, que después Perón nacionalizó».

Como cualquier adolescente que hacía sólo un mes que se «había puesto (los pantalones) largos», después de 12 horas en la Plaza de Mayo le pidió a su papá volver a casa.

«No me cabe ninguna duda que el 17 de Octubre fue el acontecimiento político más importante en los más de 200 años de historia argentina, ninguna duda. Mire: la Revolución de Mayo fue un hecho protagonizado por muy poca gente, no fue un levantamiento multitudinario. Pero nosotros hicimos el 17 de Octubre con más de un millón de personas y eso me lo dijo el propio Perón», enfatizó.

Reconfortado por el hecho de haber vivido «grandes alegrías», Pepe señaló como uno de esos momentos al «honor de haber compartido cafés con Perón en el exilio».

Evocando aquel histórico día

Recordó que en uno de esos encuentros el expresidente analizó el número de personas que se movilizaron el 17 de octubre de 1945 y dijo: «Si (el Diario) La Nación habla de 950.000 mil personas, seguramente fuimos más de un millón y medio de compañeros».

«A diferencia de lo que ocurre hoy en esas concentraciones en el Obelisco, llenos de odio y violencia, nosotros estuvimos en esa histórica plaza con alegría, contentos, porque fuimos a rescatar a nuestro líder y sabiendo que el triunfo era nuestro», resaltó.

Insistió con que se trató de la «más magna, patriótica e importante movilización de masas de toda la historia, no solamente de Argentina, sino de toda América Latina; fue un hito en el avance del pueblo argentino que deseaba alcanzar la justicia social como bandera suprema para ser enarbolada para siempre».

«Nosotros hemos prestado, de las tres banderas, la libertad y la independencia, esas la podemos usar todos, pero la bandera de la justicia social no se la damos a nadie. Es nuestra trabajamos por ella y luchamos por ella y seguiremos peleando por ella hasta el último hálito de nuestras vidas», afirmó con orgullo peronista el dirigente.

Pepe, a sus 89 años, dijo estar «muy tranquilo» después de haber «peleado mucho» en su vida por las banderas del peronismo y de «haber pagado duro con persecución, mucha cana, simulación de fusilamientos, allanamientos y cárcel de los milicos».

«A 75 años del 17 de Octubre le diría a la juventud que siga el ejemplo de aquellos que pelearon por los derechos de los trabajadores, que sigan el ejemplo de sus abuelos que pelearon y dieron la vida por la igualdad y la justicia social en la Argentina. Hay muchos que dicen que pelean por esos objetivos, pero la trinchera más segura es la del peronismo, no cabe ninguna duda», remató.