El más reciente reporte de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) confirma que la exportación de ropa cayó un 35,3% en 2018, mientras que, gracias a la fuerte devaluación del peso en la segunda mitad del año, también cayeron las importaciones un 19,5% en relación con el año anterior (medido en kilogramos, el retroceso es de 13,2%).
La venta de indumentaria al exterior cerrará el 2018 con un total de ventas de 22 millones de dólares, cinco veces menos que lo conseguido en el año récord de 2012, cuando se vendieron 110 millones de la divisa extranjera.
Según la CIAI, la profunda crisis que atraviesa el sector en nuestro país “impactó negativamente en las ventas al exterior de prendas nacionales, que aún no muestran reacción a la mejora cambiaria”.
La reducción de las importaciones, en su mayor parte provenientes de China (que abastece más de la mitad de las compras nacionales de ropa al extranjero) se asocia directamente con la devaluación del peso ya que el aumento de más del 100% en el precio del dólar repercutió directamente en las importaciones de indumentaria, así como en tantas otras ramas del comercio.
El informe de la cámara empresaria destaca que en el acumulado enero-noviembre de 2018, las importaciones totalizaron de 479,3 millones de dólares, con lo que la balanza comercial del sector alcanzó un déficit de 459,3 millones de dólares.
Tomando un reciente relevamiento de CAME sobre cientos de comercios, la demanda de ropa en el mercado interno sigue en caída libre, más allá del retroceso de las importaciones: en diciembre las ventas de indumentaria y lencería retrocedieron 11,5% interanual. El propio Instituto Nacional de Estadísticas y Censos reconoce que las ventas de ropa en shoppings del Gran Buenos Aires cayeron un 9,5% en comparación con el mismo mes de 2017, mientras que en supermercados de todo el país el retroceso fue de 11,5%.
“Estas caídas se relacionan con la reducción del poder de compra de los asalariados”, explica el informe de CIAI, denunciando que este desplome de ventas también provoca “la pérdida de puestos de trabajo en blanco generados por nuestro sector”.
