La violenta muerte de un trabajador metalúrgico Rosarino busca explicación

Opinión – Por Gustavo Franco *

Carlos “Bocacha” Orellano era un pibe de 23 años que honraba el ADN rosarino, metalúrgico, cara de pícaro, disfrutaba navegando en kayak por el Paraná.

El club de sus amores se recostaba sobre el río y allí cerca, en una playita con espalda al estadio y vista a las islas, juntaba todo lo que lo hacía feliz y lo compartía con amigos.

No es difícil imaginarlo disfrutando de las noches, de la emoción de capturar besos y juntar historias, después de una semana de trabajo, y mucho mejor cerca de ese hermoso pariente del mar

El desafío de “colarse” en un V.I.P (¿V.I.P.?)… si fue así.. por qué no creer que fue siguiendo un amor?, un reto a la altura de este divino atrevido, que podría haber calculado que la reprimenda de la custodia era un costo aceptable por la posible conquista.

Pero la ignorancia y el odio desnudaron sin vergüenza su cara atroz. Carlos apareció muerto dos días después en nuestro río.

La familia y los testigos afirman que la picardía de invadir el V.I.P. ? , le costó una fuerte golpiza propinada por el personal A.C.A.P. (patovicas) y Personal Policial trabajando bajo el sistema de adicionales.

¿Por qué en esta Rosario un pibe de los nuestros, un hijo, que sale a bailar encuentra la muerte?

Si seguimos la hipótesis de la familia podríamos reformular ¿Por qué termina muerto a manos de quienes tienen la responsabilidad de protegerlos?

La crisis de seguridad y la violencia reinante en Rosario, no esta solo signada por el narcotráfico. Eso puede ser un discurso hasta tranquilizador que nos deja afuera del problema. “Tenemos que terminar con el narcotráfico”, como si eso exorcisara todos los demonios, eludiendo el compromiso.

No es así. Existen muchas responsabilidades civiles y políticas con relación a la crisis de violencia.

En un marco legal el espacio donde se encuentra enclavado el boliche bailable en cuestión, corresponde a la franja del río asignada por el Estado Nacional al Ente Portuario para su administración,  éste a su vez lo da en concesión a un privado para su explotación con fines comerciales según ordenanza 7218/2001 que en Rosario regula la nocturnidad. 

Puede un espacio público administrado por el Estado terminar siendo de usufructo comercial de uno o varios bolicheros? Puede. Podría tener otro uso?. Podría.

Cuál es el control que ejerce el cesionario, léase Estado? 

La misma ordenanza prevé que para garantizar la seguridad: “Los titulares de las habilitaciones tendrán a su cargo la seguridad interna del local, así como la tranquilidad del entorno externo, para lo que deberán contratar seguridad interna privada debidamente identificada, policía adicional, agentes de tránsito y de control urbano, en proporción a la capacidad máxima de asistentes autorizada.”

El texto de la norma y el elemental y mas básico sentido común hacen entender que el primer destinatario de esa seguridad sean los concurrentes al lugar. Carlos, entre ellos.

Detrás de esto, la realidad. El dinero obtenido por la realización de servicios adicionales constituye un porcentaje importante que  suman a los magros sueldos los policías provinciales y la posibilidad de perder “la changa” en un boliche puede significar comprometer la economía familiar. 

Planteado así podría ser que enfrentarse o desobedecer al dueño del local no fuera una buena idea, ya  que es al final de cuentas quien paga el servicio. 

En definitiva, ese policía tiene un jefe formal, una misión institucional y paralelamente un dueño del local que en la realidad hace las veces de contratante y muchas veces impone las condiciones.

Esa tensión se resuelve para un lado o para el otro, o protegemos al cliente y resguardamos su seguridad o defendemos al dueño de las ofensas del cliente , según la versión de los padres de Carlos, hasta quitarle la vida.

Los A.C.A.P. (Agentes de Control y Permanencia), son habilitados para esa función por el Estado Municipal, que efectúa un control administrativo, burocrático y además brinda capacitaciones con relación a materias que van desde normas elementales de seguridad e

higiene, R.C.P., hasta conceptos de derechos humanos; todo esto choca con la misma realidad, el control administrativo cede ante quien concentra el monopolio del ingreso económico, contra los designios de quien te paga el sueldo.

¿Quiero decir con esto que el dueño del local, mandó a torturar hasta quitarle la vida a Carlos? Definitivamente no lo sé. Sólo digo que el actual sistema (hace) facilita que los que deberían haber garantizado su seguridad están mas dispuestos no sólo a no hacerlo, si no a ponerla en riesgo. No tengan límites o premisas raras.

Lo mismo puede decirse del resto de los actores y representantes del estado que el empresario  debe contratar para garantizar “la seguridad”.

La ordenanza que regula este ámbito data del año 2001, las diferentes gestiones del socialismo en Rosario no pudieron o no quisieron, según a quien se pregunte, dar a luz una norma superadora, pero debo decir que a pesar de que no es desdeñable lo que pueda aportar una nueva normativa y la inocultable deuda que tienen en este aspecto los legisladores locales; estoy absolutamente convencido que una ordenanza no puede apelar a cambiar el básico sentimiento humano de aquel que en superioridad grupal, institucional y en nombre del estado o autorizado por él pone en riesgo la seguridad o la vida de un congénere. 

Eso no lo cambia una mayoría simple, eso es tarea de todos nosotros bajo iniciativa irremplazable del Estado Provincial y Municipal, y volver a repetirnos entre todos que no hay colada al (¿VIP?), discusión, pelea, interés económico, negocio, propio o de un comerciante que valga la vida de uno de nuestros hijos. Tan simple como eso.

*Abogado. Ex director provincial de Coordinación Interjurisdiccional, ex director en Seguridad Vial, ex director de la Guardia Urbana.