Según confirmaron desde el mismo núcleo del tigrense, la ex diputada, oriunda de Avellaneda, Mónica Litza, es otra de las confirmadas y será la secretaria de Empleo del Ministerio de Trabajo que conduce Claudio Moroni.
La abogada que sonaba para la Secretaría General de la Cámara de Diputados, finalmente recaló en un lugar clave de la cartera laboral. Si bien cumplió en sus últimos años funciones legislativas – fue diputada nacional hasta 2017 y senadora provincial por el peronismo- también fue integrante del Consejo de la Magistratura bonaerense y estuvo a cargo del Registro Nacional de Reincidencias, dónde entabló una muy buena relación con la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT) que hoy conduce Juan Carlos Schmid.
Allí Litza, especialista en temas de justicia y seguridad, hizo un importante trabajo de modernización en los procedimientos para los trámites de reincidencia, un trabajo que todavía hoy le es reconocido por un sector clave dentro de la CGT.
Según anticiparon desde el entorno de la ex diputada, seguramente habrá una subsecretaría o dirección específicamente a cargo de la elaboración e implementación de las nuevas políticas laborales dentro del ambioso plan de creación de 4 millones de empleos que piensa llevar adelante Alberto Fernández para la economía popular, lugar de interacción directa con las organizaciones sociales.
Si bien habrá que esperar algunos días el anuncio oficial de boca del flamante titular de la cartera de Trabajo, poco a poco se van conociendo los nombres que ocuparán los puestos de mayor intriga gremial.
La primera sorpresa fue la designación de Marcelo Bellotti como secretario de Trabajo. Distinto de lo que se esperaba, los principales cargos de Trabajo no se repartieron entre las diferentes corrientes que componen el abanico de CGT. Moroni nunca cedió a la “presión” que ejercieron algunos gremios -con lista en mano- para llegar con nombres propios a lugares claves de la cartera laboral.
Además, el flamante ministro, ha decidido que sea Leonardo di Pietro -y no Miguel de Virgiliis- quien se quede con la jefatura de su gabinete con la misma lógica que Alberto Fernández lo nominó a él: cercanía y confianza. Un “NN” para los sindicalistas.
Sin embargo, a pesar de que tiene sabor a poco, De Virgiliis, el abogado laboralista que era bien visto por el sindicalismo no quedó fuera de pista. Acompañará a Moroni como uno de sus asesores junto a Alberto Tomassone, de Mercantiles quien también formará parte del equipo.