Mientras la segunda ola de coronavirus complica toda la planificación oficial para 2021, llevando al Gobierno incluso a evaluar la posibilidad de relanzar programas como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) o la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), no previstos en el Presupuesto para este año, también se agudizan las diferentes perspectivas sobre la posible recuperación productiva entre funcionarios y empresarios. Unos destacan el crecimiento ininterrumpido de la industria en los últimos cinco meses, que en algunos sectores supera los niveles prepandemia, mientras que los otros alertan sobre las preocupantes consecuencias de la recesión y la epidemia, que seguirán golpeando los balances.
Este lunes el Gobierno dio a conocer un informe del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo, que en base a datos de consumo de energía registrados por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima (CAMMESA) confirma que la industria nacional creció un 6,1% durante diciembre de 2020, en términos interanuales. Según esta información, la mejoría respondió sobre todo a la mayor demanda del sector siderúrgico, que registró aumentos de dos dígitos en el consumo de todos sus segmentos, desde la producción de acero crudo hasta la de hierro, pasando por los laminados en caliente y en frío.
También se registró una mayor fabricación de maquinaria agrícola y de aparatos de uso doméstico (como heladeras, lavarropas y cocinas), así como también de celulares, mientras que la producción de alimentos y la construcción también ratificaron otro mes de crecimiento, con lo que las próximas estadísticas oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) ubicarían a diciembre como el sexto mes consecutivo de números positivos para la industria.
Por el otro lado, un reciente informe de Adecco señala que el 53% de las empresas consultadas afirma que la pandemia afectó en forma negativa la facturación y anticipa que sólo un 43% proyecta un nivel estable de sueldos, mientras que el 30% mira al año con incertidumbre, un 25% lo ve con preocupación y otro 11% ya anticipa problemas económicos. Es decir, más allá de las estadísticas positivas, más del 60% de las empresas no comparte el optimismo oficial.
Después de un año indiscutiblemente marcado por la recesión derivada de la epidemia, hay muchas empresas que comienzan a mirar con preocupación las perspectivas de una prologación de las medidas extraordinarias que se debieron adoptar para prevenir los contagios. Aunque se valoran los acuerdos logrados con los gremios para reducir (en general al 75%) los salarios de los trabajadores que no están prestando servicios por pertenecer a grupos de riesgo u otras causas vinculadas con la pandemia, ya hay sectores empresariales que plantean con más fuerza la dura carga para su estructura de costos que implica mantener a una parte de su personal licenciado. Según cifras difundidas por algunos integrantes de la Unión Industrial Argentina (UIA), en algunas fábricas hasta el 30% del personal se encuentra en esta situación por tener más de 60 años o contar con enfermedades preexistentes
que los ubican como grupo de riesgo.
En un contexto en el que el uso de la capacidad industrial instalada comienza a alcanzar sus picos máximos en dos años, muchas empresas se ven obligadas a recurrir a contrataciones temporales por intermedio de agencias, para cubrir esos puestos de trabajo.
Todos los sectores apuestan a que una exitosa campaña de vacunación permita ir corrigiendo a lo largo del año estas distorsiones que siguen planteando problemas para una dinámica productiva que comienza a recuperarse.