Las compañías aéreas sufren con la propagación del coronavirus, que se expande a distintos países con una velocidad inusitada. De hecho, ante las suspensiones de vuelos varias analizan pedirles a los gobiernos planes de rescate ante una situación que promete extenderse en el tiempo.
En Italia, país que cuenta con cientos de muertos, suspendieron los vuelos desde esta semana y limitaron desplazamientos. Otros países como España cortaron conexiones con dicho país, medida que fue imitada por Air France hasta el 3 de abril y por la húngara Wizz Air. En este marco, ante el pánico que genera la enfermedad, miles de personas decidieron suspender sus viajes por turismo y trabajo, algo que impactará en la economía de cientos de países.
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Por eso, crece la preocupación en el sector, que ve como el tráfico, sobre todo desde Asia, se ha reducido sensiblemente y ya se estiman pérdidas millonarias. Para este contexto, las empresas reclaman una moratoria y que se derogue una regla que exige a los transportistas el uso del «80% de las franjas horarias aéreas asignadas», para poder conservarlas en la temporada siguiente y así evitar tener que garantizar «vuelos fantasmas», sin pasajeros, para no perderlas.
Los números hablan por si solos: En Europa, el descenso de la asistencia a los aeropuertos fue del 13,5% en los tres primeros meses del año, según ACI Europe, que agrupa a 500 aeropuertos en 46 países. Norwegian Air Shuttle por ejemplo tuvo que cancelar unos 3.000 vuelos entre mediados de marzo y mediados de junio. En tanto American Airlines y Delta cancelarán vuelos adicionales para hacer frente a la epidemia. A su vez, Southwest, una de las principales compañías estadounidenses, reducirá de un 20% a un 25% sus vuelos internacionales y de un 10% a un 15% en Estados Unidos y Canadá.