El gobierno nacional decidió instrumentar el mecanismo anti piquetes en los alrededores de la Plaza de Mayo, después de avanzar con el circuito perimetral en las cercanías del domicilio elegido por Cristina Fernández de Kirchner para cumplir con su detención tras el fallo de la Corte Suprema, sumado a los detalles recientes de su instrumentación con salida al balcón restringida y tobillera obligatoria, utilizada mayoritariamente para el control a reos de máxima seguridad, en medio de una movilización a una manifestación de impreciso horario de inicio y finalización.
La convocatoria se fue reinventando en el minuto a minuto de las últimas jornadas con mucho movimiento en la sede del Partido Justicialista de la calle Matheu, visitado por referentes de dirigentes y sectores de distintas representaciones, junto a intendentes, gobernadores, organizaciones sindicales y sociales, que permitió encuentros y desencuentros y que seguramente tendrán su continuidad en el armado electoral hacia septiembre en la Provincia de Buenos Aires y octubre en el orden nacional.
El recorrido de los manifestantes -con requisas incluidas, en distintos medios de traslado- también es un interrogante. Sobre todo en el circular abierto de quienes de manera espontánea sin respetar lugares específicos de concentración, puedan trasladarse por toda la geografía del centro porteño, delineado por la Casa Rosada, la sede de Tribunales, la intersección de la calle San José y Humberto 1ro y hasta el propio Congreso Nacional, cuando se acerque el horario de la convocatoria de los jubilados de los días miércoles, más allá del escenario montado frente al Cabildo.
CGT, CTAs, Movimientos Sociales, la propia estructura del Partido Justicialista y otras fuerza partidarias opositoras, se manifestaron contrarias al accionar judicial y darán su presente en la convocatoria, más allá de establecer mayores o menores acercamientos con la conducción y el rol que desempeñará la presidenta del PJ, en medio de un contexto electoral que definirá la conformación de las cámaras legislativas durante los próximos dos años de gobierno de la administración libertaria.
En paralelo, son muchas las actividades que se encuentran en discusiones paritarias, donde se negocian salarios, condiciones de empleo y estabilidad laboral, ya que en el mientras tanto -a pesar de los índices inflacionarios en baja-, el contexto también está marcado por una caída en la capacidad de consumo, tal como denuncian distintas cámaras empresariales, acompañado de reclamos por la disminución del poder adquisitivo real.