La mitad de los trabajadores argentinos gana menos que la canasta de pobreza

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) publicó este jueves las estadísticas de evolución de los salarios durante el mes de septiembre, que aumentaron 2,9% contra una inflación de 6,5%. En términos interanuales se registró una mejora salarial de 23,7%, mientras que en el mismo período la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 40,5%. Así, en un año la evolución casi duplicó el crecimiento salarial en el país. Un análisis estadístico de esos datos conforma que la mitad de los trabajadores argentinos no llega a cobrar los 22.558 pesos que constituyen la Canásta Básica Total (CBT), que define el ingreso necesario para que una familia no sea considerada pobre.

Según el reporte, la mediana (una forma de análisis más representativa que la media o promedio) de ingreso de los trabajadores en relación de dependencia del sector privado fue de 21.102 pesos en septiembre (el informe detalla que serían 25.425 pesos en bruto, lo que conformaría la cifra anterior tras los descuentos de 17% de cargas sociales y otros previstos por ley).

El costo de la CBT, que además de alimentos incluye el pago de servicios, alcanzó en el mes de septiembre los para una familia tipo integrada por dos adultos y dos menores, es de 22.558 pesos, por lo que un trabajador privado promedio quedó $1455,25 por debajo de esa línea de pobreza.

En la carrera contra la inflación, el salario de los trabajadores al mes de septiembre sufrió una pérdida de poder adquisitivo de 12% en términos interanuales. Las cifras publicadas por el Indec muestran además una evolución diferenciada de los salarios, con el sector privado aumentando 25,3% en septiembre mientras que los salarios públicos registraron un alza interanual de apenas 23%. Se estima que los salarios de los trabajadores no registrados, el sector más vulnerable del empleo en el país, no tuvieron un aumento superior al 20,6%. Este retroceso del poder adquisitivo del salario frente a la inflación se tradujo también en una fuerte caída del consumo en el mercado interno, en las ventas en shoppings y supermercados, etc.

Este retroceso económico se ve acompañado por una inédita destrucción de puestos de trabajo, particularmente en la industria. La misma Secretaría de Trabajo reconoció que desde la asunción del gobierno de Mauricio Macri ya se perdieron 107.300 empleos en el sector manufacturero, lo que representa el 8,5% del total de trabajadores fabriles registrados a fines de 2015. La debacle industrial se aceleró en este 2018, con 42.200 posiciones fabriles menos sólo en los primeros 9 meses del año. Más allá del sector industrial, el año acumula un retroceso de 200.000 puestos de trabajo registrados.