La marcha del millón contra la desigualdad en Chile, un mensaje para nuestras urnas

La manifestación más grande de Chile desde que cayó en 1990 el dictador Augusto Pinochet reunió este viernes en Santiago a al menos un millón de personas cuando se cumple una semana de las protestas contra la desigualdad social en el país, un mensaje para toda Latinoamérica que vive horas convulsionadas por éstos días.

Un mensaje también para los pueblos vecinos como Uruguay y la misma Argentina que el domingo definen el futuro de sus próximos cuatro años en las urnas. Los testimonios hablan de situaciones muy similares con salarios muy bajos y con muy escaso acceso a la salud y a la educación pública, cuestiones que complican aún más el nivel de la gran mayoría de los trabajadores chilenos que reciben un salario de unos 500 dólares, lo mismo que cuesta alquilar un departamento cerca del epicentro urbano de Santiago de Chile.

A pesar de que la convocatoria era para las 17.00 hora local, la inmensa Plaza Italia, punto neurálgico de la mayor ola de protestas de la historia democrática de Chile, lucía abarrotada media hora antes mientras miles de personas se quedaban en las avenidas aledañas sin poder ingresar.

Algo más de una hora después, la concentración reunía ya a más de un millón de personas, según las cifras de la Intendencia Metropolitana, e iba en aumento conforme pasaban los minutos.

La muchedumbre rebosó el epicentro del descontento social para reclamar la salida del presidente Sebastián Piñera por la represión y presuntas violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas del orden contra los manifestantes en días anteriores.

También por considerar insuficientes el paquete de medidas propuesto por el mandatario para contentar los reclamos de mejores pensiones y salarios, y de precios más justos para la luz, el gas, la educación universitaria y los servicios de salud.

Entre la multitud comenzó a desplegarse una gigantesca bandera con el lema «Chile despertó», la consigna que ha proliferado por las redes sociales, acompañado de la frase «No estamos en guerra», en referencia a la declaración de guerra que hizo Piñera contra los causantes de incendios en supermercados y estaciones del Metro.

En el centro de la plaza protestaban hermanadas las barras bravas de la Universidad de Chile, Colo Colo y Universidad Católica, los tres clubes más históricos del fútbol chileno.

Esta ola de protestas, que tiene un saldo de 19 muertos, al menos 600 heridos y 6.000 detenidos, según la Fiscalía, se produce a escasas semanas de que Santiago acoja una serie de importantes cumbres.