Mientras se esperan los dictámenes para el próximo martes, lo cierto es que la ley de teletrabajo quedó demorada porque los senadores del Frente de Todos confirmaron que evalúan hacerle algunos cambios al proyecto aprobado en la Cámara Baja, para incluirlo como una opción más de los convenios colectivos de trabajo y proteger la privacidad de los empleados.
La posibilidad de modificar la ley se puso en superficie particularmente no por las disidencias respecto al actual proyecto –que también las hay- sino básicamente cuando se tomó en cuenta que las provincias serán autoridad de aplicación de la norma y entonces se multiplicaron las propuestas de los representantes territoriales en el parlamento.
La magnitud de las presentaciones ameritó que hubiese una reunión adicional para firmar el dictamen, bajo la tutela del presidente de la Comisión de Trabajo: Daniel Lovera, el pampeano que los convocó para el pasado martes y que encabezará el próximo lunes otro Zoom para que el bloque de senadores del oficialismo finalmente defina los cambios que pretende hacer.
Uno de los puntos que había generado más polémica, era la posibilidad de elección por parte de los trabajadores de retornar según su voluntad a la modalidad presencial, pues según los empresarios eso refería a disponer “oficinas vacías” con altos “costos fijos” sólo para acceder al derecho de posible retorno.
El proyecto fue aprobado por unanimidad en diputados, tras varias sesiones de la comisión de legislación laboral, presidida por la oficialista Vanesa Siley, donde expusieron funcionarios, sindicalistas y empresarios, varios de los cuales, consideraron luego que había sido aprobada “demasiado rápidamente” y que faltaban tratar “detalles”.
La ley, que considera el teletrabajo, no una actividad, sino una modalidad laboral, debe luego adaptarse a cada convenio colectivo. Entre los principales puntos obliga a los empleadores a respetar las jornadas y los salarios acordados, el derecho a la desconexión, la facilitación de conectividad y computadoras en sus domicilios, la contemplación de los horarios de cuidados familiares y la preparación de una oficina por si uno o más empleados no puede seguir trabajando en su casa, el conocido como principio de “reversibilidad”, la cuestión más polémica por éstas horas.
Teletrabajo: Moroni intervino ante comisión de senadores para defender el proyecto oficial
Moroni consideró «desmesuradas» las críticas de los empresarios a la reversibilidad, porque “serán acuerdos que quedarán a cargo de los convenios colectivos de trabajo» e hizo foco en “revisar la privacidad de los trabajadores con mecanismos informáticos bien desarrollados”. La protección de la intimidad debe estar provista. La ley no tiene que promover ni obstaculizar el teletrabajo, sino regularlo», insistió.
Esta posición de Moroni respecto de la «reversibilidad», coincide con el planto de la Red de Abogados Laboralistas 7 de Julio, que destaca que «constituye un deber intransferible del empleador el proveer un lugar para la prestación de tareas de cuyo beneficio se apropia» y que ningún trabajador puede estar obligado «a que su hogar sea irreversiblemente una extensión de las empresas».
La participación de Héctor Daer, titular de la CGT también es para atender: «Hay una precarización laboral de todos los que ejercen el teletrabajo. No se ve una promoción del empleo sino una transferencia de los trabajadores al seno de sus hogares. Podemos seguir trabajando con el exterior pero lo que tenemos que hacer es poner normas para no perder derechos”.
Además corren los tiempos y en el oficialismo temen que sus diferencias deriven en una discusión infinita, de ahí el planteo de apurar las cosas, mientras algunos de sus legisladores como Mariano Recalde se apuran por modificar algunos artículos para su pronto tratamiento y aprobación.