La inflación se desacelera a costa del poder adquisitivo de los salarios

Mientras el Gobierno nacional celebra el dato de inflación confirmado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) de 8,8% para el mes de abril, una cifra de un dígito que se había logrado por última vez en octubre del año pasado, numerosos análisis remarcan que la variable más preocupante no pasa por esta relativa desaceleración del aumento de precios sino por la muy significativa pérdida de poder adquisitivo de los salarios de los últimos meses.

La cifra del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de abril implica un aumento del 289,4% en relación con abril de 2023 y un aumento acumulado del 65% en lo que va del año. La categoría que más crecio en el cuarto mes del año fue la de Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles con 35,6% (sobre todo gracias a los brutales aumentos de tarifas aplicados por orden del Gobierno), seguido por Comunicación (14,2%) y Prendas de vestir y calzado (9,6%).

“Seguimos en la línea de índices de inflación más bajos cada mes con respecto al anterior, y esta vez es la primera que se encuentra en un solo dígito desde octubre”, destacó el vocero presidencial Manuel Adorni. Luego remarcó que, a diferencia de ese momento, “ya no estamos viendo un montón de precios pisados y congelados”. Y concluyó: “Quienes fueron parte de la gestión anterior son parte del esquema que generó lo que nos está pasando hoy”.

Fortísima caída del empleo registrado durante los primeros meses de Gobierno de Milei

De todos modos, lo cierto es que el 8,8% es una cifra de inflación más elevada que cualquiera de las del gobierno previo (salvo los meses posteriores a las elecciones primarias de agosto. También es una cifra superior a todos los meses de los gobiernos de Mauricio Macri, de Cristina Kirchner o de Néstor Kirchner.

Distintos analistas destacaron, además, que la cifra de inflación se logró gracias a la postergación de algunos aumentos programados en servicios e impuestos sobre los combustibles, que se estima que hubieran sumado hasta dos puntos porcentuales. Más allá del impacto inmediato de estas deciones para moderar el IPC, se trata de presiones inflacionarias que siguen acumulándose.

Desde el Mirador de la Actualidad, el Trabajo y de la Economía (MATE) destacaron quela inflación “se ve tirada para arriba por el aumento de los precios de los servicios, tanto de energía, transporte y gas en todo el país”. “Esto implica que la inflación sigue en un rumbo muy alto, que no tiene una perspectiva clara de descenso, sino que justamente está en un nivel comparable a los peores niveles de inflación de otras épocas, de los 70 y 80”, remarcaron.

En este sentido destacaron que, aunque la inflación puede volver a registrar alguna desaceleración en los próximos meses por la brutal caída del consumo y de la actividad económica, “esto no quiere decir que los precios vayan a bajar, si no que van a moderar esta escalada que estuvimos viviendo en los meses pasados y que llevó a una enorme pérdida del poder adquisitivo de los salarios en general, jubilaciones y los ingresos de prácticamente toda la población”.

Distintos analistas privados destacan que el promocionado logro de bajar la inflación a un dígito se logró a costa de generar una profunda recesión económica en todas las áreas de la economía, que se refleja en un desplome de la producción y del consumo en todas las áreas (también en retrocesos muy graves en los niveles de empleo en la industria y el comercio). Juan Manuel Telechea, director del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación German Abdala, explicó: “Hay que advertir que este proceso se está dando gracias a un proceso de recesión muy grande en la economía en el que las empresas acumulan stocks para sobrevivir. Aún no está claro que hayamos tocando fondo”.