La inflación de enero contribuye a convencer a los gremios de renunciar a la «cláusula gatillo»

La inflación de 2,3% para el mes de enero que informó este jueves el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos constituye una buena noticia para el Gobierno nacional, no sólo porque confirma la corrección de la estrategia antiinflacionaria (congelamientos de tarifas, combustibles y pasajes, Precios Cuidados, etc.) sino porque le presta un fuerte argumento en su negociación con los líderes sindicales, a los que intenta convencer de suspender las paritarias y eliminar la cláusula gatillo de las negociaciones salariales.

Está claro el interés del gobierno de Alberto Fernández en apaciguar el frente sindical. Por eso esta semana pasaron por la Casa Rosada referentes del gremialismo como Andrés Rodríguez (UPCN), Hugo Moyano (Camioneros) y el mismo cotitular de la CGT Héctor Daer (Sanidad). Para los próximos días se prevén encuentros con los líderes de las dos CTA y de la Corriente Federal de Trabajadores (CFT).

Fernández almorzó con Daer, con suspensión de paritarias y de cláusulas gatillo en la agenda

El plan oficial apunta a convencer a la mayoría de los gremios reacios a aceptar la postergación de las negociaciones paritarias, reemplazándolas durante el primer semestre por aumentos de suma fija estipulados por el Gobierno, y a renunciar a la pelea por la inclusión de la cláusula gatillo en las negociaciones paritarias que se lleven adelante. Alberto Fernández ya explicó en más de una oportunidad que considera que estas cláusulas constituyen factores que contribuyen a la “indexación” de la economía, por lo que sería preferible eliminarlas.

El argumento oficial tiene más oportunidades de tranquilizar a los gremios con un dato inflacionario como el de enero, que marcó la menor evolución del Índice de Precios al Consumidor desde julio del año pasado. De todos modos, para sustentar su propuesta, el Gobierno debería lograr que en febrero la inflación no vuelva al rango del 3%, una posibilidad que ya anticipan varias consultoras privadas.

Aunque algunos sindicatos importantes, como los bancarios, ya se alinearon con la política oficial de no inclusión de las cláusulas gatillo, todavía importantes sectores sindicales siguen defendiendo su utilidad como herramienta para defender el poder adquisitivo de sus afiliados. Pero el énfasis gremial en este sentido podría ir moderándose al compás de los favorables resultados económicos. Después de su reunión con el Presidente, Daer, que pocos días atrás se había manifestado intransigente en la defensa del mecanismo, reconoció: “La cláusula gatillo no es un fin, lo que tenemos que lograr es que no haya pérdida de salarios con el paso del tiempo, de eso estamos convencidos todos”.