Más allá de las complicaciones de la macroeconomía y el desplome del consumo en el mercado interno por los salarios retrasados en relación con la inflación, un factor determinante de la profunda crisis que afecta a la industria nacional en la gran mayoría de sus rubros tiene que ver con la apertura indiscriminada de las importaciones que habilitó el Gobierno de Javier Milei. En el pasado mes de junio, por ejemplo, las importaciones crecieron un 53% en cantidad en relación con el mismo mes del año previo, mientras que en valor subieron un 35,9%.
Esta dinámica implica que cada vez más empresas ven complicadas sus posibilidades de competir con los productos extranjeros y optan o bien por una reconversión en sus producciones locales o, directamente, por dedicarse a la importación, lo que por supuesto tiene un grave impacto en términos de puestos de trabajo y producción local. En las últimas semanas se conocieron casos como el de Kenvue (que produce marcas de higiene femenina como Carefree y Siempre Libre), que anunció la paralización total de su planta en el parque industrial de Pilar, pasando a reemplazar la producción local con productos traídos de Brasil.
Lo mismo había hecho semanas atrás otra empresa de productos de higiene personal, Kimberley-Clark, que despidió a 200 trabajadores y cerró su planta en el mismo predio. Un caso similar fue el de la fabricante de termos Lumilagro, que decidió reemplazar el 60% de su producción local con importaciones desde Brasil, aplicó despidos y dejó sólo 65 empleados para producir dos modelos de termos en su planta bonaerense.
Otro de los rubros más golpeados por estas políticas oficiales es el textil. Según datos de la Asociación Obrera Textil de la República Argentina (AOTRA), con un uso de la capacidad instalada que apenas alcanza al 40%, ya cerraron 68 pymes y se produjeron unos 4 mil despidos y cerca de 900 suspensiones. Confirmando estos datos, desde el lado empresarial comparten datos de la Fundación Pro Tejer que, además de destacar el desplome de las ventas por la pérdida de poder adquisitivo en el mercado interno, muestran que el mix entre productos nacionales e importados, que tradicionalmente es de mitad y mitad, hoy sólo reserva un 30% para la producción local. Otro dato que confirma este dramático escenario para el sector textil proviene de la plataforma de compra online Tiendamía, que confirmó que la categoría Indumentaria importada duplicó las ventas en lo que va del año, ubicandose primera en el ranking de los productos más buscados.
La especialista en Desarrollo Productivo Agostina Monti Salías describió un escenario en el que el tipo de cambio encarece artificialmente los productos nacionales, se mantiene una elevada presión tributaria elevada y se complica el acceso al financiamiento por los altos niveles de las tadas. Al respecto explicó: “En este contexto, muchas firmas industriales, especialmente PyMEs, adoptan decisiones defensivas. Importan productos terminados para mantener presencia comercial o sustituyen insumos nacionales por importados más económicos. No lo hacen porque les convenga estratégicamente, sino porque las condiciones macro e institucionales no les permiten otra alternativa de supervivencia”.