Esta semana la histórica papelera Celulosa Argentina informó que sus plantas de las localidades de Capitán Bermúdez (Santa Fe) y Zárate (Buenos Aires) se encuentran absolutamente paralizadas, realizándose solo tareas de mantenimiento. La explicación empresarial apunta al “marcado deterioro del capital de trabajo”, en lo que se define como una de las crisis más graves sufridas por la firma. La grave crisis de la tradicional empresa argentina se suma a las incontables firmas que han tenido que suspender o despedir trabajadores por el impacto negativo de las medidas económicas del Gobierno nacional.
Hoy la empresa de más de 100 años está controlada por Tapebicuá Investment Company (una firma ligada a José Urtubey, Juan Collado y el inversor estadounidense Douglas Albrecht) y viene de caer en default en mayo, cuando presentó una propuesta de reestructuración de deuda, que aún no saldó, por más de 128 millones de dólares. En abril confirmó que no podía afrontar sus obligaciones y mantiene el 56% de su deuda sin pagar.
El último balance reportó pérdidas por 38.769 millones de pesos, sobre todo debido a un desplome las ventas en el mercado interno de 32% en relación con el año previo, que no pudo ser compensado por el leve aumento de sus exportaciones. En junio confirmó ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) una propuesta para refinanciar su deuda, que incluye la posibilidad de avanzar con un Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE) judicializado, pero en julio uno de sus principales acreedores, Tecmaco Integral, presentó un pedido de quiebra ante el Juzgado Civil y Comercial Nro.1 de San Lorenzo, Santa Fe, que debía ser contestado hace diez días, cosa que la empresa no hizo.
Según trascendió desde la empresa, estarían buscando nuevos inversores o socios que aporten capital para atravesar la crisis, aunque todavía, a diez días del plazo de cierre para responder al pedido de quiebra, no se informaron novedades. Por el momento sus dos plantas productoras siguen paralizadas (en septiembre del año pasado, ya la empresa había cerrado el aserradero San Charbel, de la localidad correntina de Garruchos), dando cuenta de la profundidad de la crisis.
Desde la regional de San Lorenzo del Sindicato Único de Trabajadores de Vigilancia Privada (Sutravip), confirmaron que a inicios de mes la empresa finalmente pagó el aguinaldo adeudado a más de 50 trabajadores de la planta de Capitán Bermúdez. En cuanto a los trabajadores de planta, hoy solo permanece activo un grupo reducido personal de mantenimiento, mientras que la mayoría de los trabajadores de planta está licenciado, esperando con incertidumbre la resolución de la crisis empresarial.