La expectativa de inflación subió por encima del 51% en junio y los salarios deberán reacomodarse otra vez

Con muchas paritarias cerradas en números cercanos al 30% como había pedido el Gobierno, y como estipulaba la pauta oficial del 29% de inflación para el 2021, se abre un nuevo capítulo frente a los números que arroja la realidad. La inflación esperada por la población en junio para los próximos 12 meses es de 51,4%. Desde enero de 2021, mes a mes se vienen registrando incrementos en la estimación de inflación.

De acuerdo a un informe de la Universidad Di Tella, ese número será el resultado de seis meses consecutivos de incrementos. La inflación esperada promedio el mes pasado era de 50,2%, por lo que se verifica un nuevo aumento. Desde enero de 2021, mes a mes se vienen registrando incrementos en la estimación de inflación, que si bien muestra señales a la baja, en el acumulado, las cifras superan ampliamente las previsiones oficiales.

De hecho, los últimos acuerdos salariales, incluidos los que avaló Cristina Kirchner en el Congreso, superan el 40%, lo que habla a las claras de números cercanos a éstas previsiones y no a las que planificaron en diciembre 2020.

De todos modos, los acuerdos incluyeron en casi la totalidad de los casos, una revisión hacia los meses de octubre o noviembre que puedan volver a actualizar salarios, que de otro modo, quedarían devaluados en un porcentaje cercano al 20%.

Si bien, la situación es muy compleja, dado que todavía la economía no da verdaderas señales de despegue, con la avanzada en el plan de vacunación y el fin de la segunda ola de covid, se espera un repunte significativo que tal vez pueda poner de pie a la industria y el comercio y actualizar salarios a éstos números para que no pierdan contra la inflación.

De todos modos, habrá que ver el grado de la reactivación, y la reconfiguración de la pospandemia para comenzar a clarificar cual es la magnitud de la crisis laboral existente y cuales las salidas para los próximos meses, sabiendo que en todo el mundo, los efectos son devastadores, pero que se multiplican en América Latina, y en consecuencia, en nuestro país, más allá de las herramientas que ha volcado el Estado, con mayor magnitud, durante la primera ola, y con menor impacto, en la que atravesamos.